Hubo un tiempo en que fueron la ley de la compresión de sonido y uno de los formatos más rentables en el mercado informal de la música. En un solo disco compacto, a un precio de locura que fluctuaba entre los cinco y 10 pesos, se podían agrupar discografías completas, dependiendo tan sólo del nombre del grupo o cantante. Aunque no con una gran calidad de sonido, en tres, cuatro y hasta cinco discos, se podía tener lo impensable: discografías totalizadoras de fenómenos musicales.

Frank Zappa,

Los Stones, Bob Dylan, Los Beatles, Neil Young; las diferentes olas como la inglesa o el rock progresivo alemán, italiano; lo sudamericano y casi todo lo grabado por grupos de casi debut y despedida, de pronto se convirtieron en pasaportes de estilos, escuelas musicales o tendencias inmediatas. Lo más insólito del universo musical grabable saltó a la cancha auditiva en 1995. La palabra “convertir”, hizo que muchos, con tan sólo un nombre o una URL, se catequizara en la abundancia de canciones en un solo formato.

La funcionalidad del MP3, prácticamente, admitía todos los formatos de audio y la reproducción de archivos, una vez descargados en canales de audio. Eso lo descubrieron bucaneros profesionales como el legendario Xavier Skapunk, que probaron con álbumes importados (incluyendo la gran camada de rock mexicano ), que era el sello más prestigioso. En su marca libre se podían encontrar volúmenes de progre, metal, punk y asombrosos acoplados de country, rock urbano, y rarezas como la discografía completa de The Tubes.

Si de por sí era difícil encontrar los discos compactos, y ya no se diga los tirajes limitados en vinil de Aurora y La Academia, Hello Seahorse!, Titan, Chetes, Jotdog, Austin TV, El Gran Silencio, Naftalina, Heavy Nopal, Arturo Meza, Nortec Collective, Los Estrambóticos, Armando Palomas, Real de Catorce, Los Esquizitos, Torre Blanca, Dug Dugs, Los Odio, María Daniela y su Sonido Lasser, Grupo Marrano y muchos impensables más. Sin embargo, la visión de los sakatosos de Nezayork estaba para subsanar el bache de muchas disqueras pudientes, que no hacían nada al respecto.

Antes que los infaltables álbumes tributo, el MP3 se encargó de poner en la mira de propios y extraños varios volúmenes de tributos de rock en español, lo mismo que sacar a flote curiosidades de Jessy Bulbo, Isis, Atoxxico, rock setentero, punk y new wave, la Kenny, Astrid Hadad, el maestro Rafael Catana, Rockdrigo, Cuca, Amantes de Lola y el gran acervo de rock en español con gente como Nacha Pop, Loquillo, Los Planetas, La Dama se Esconde, El último de la Fila y muchos más.

Sin embargo, un día los locales insólitos de Xavier Skapunk, que incluso se dio el lujo de sacar a Tuxedomoon y 11 volúmenes del saxofonista y productor John Zorn, desaparecieron sin dejar huella, lo mismo que los del amo de los conciertos digitales de sello propio (Decibel), que presumía más de mil conciertos de todos los tiempos y todas las edades. Solo Dios sabe dónde quedaron sus archivos.

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