En el año 2015 me tocó hacer un reportaje en Colombia sobre la filmación de la primera temporada de Narcos, producida por Gaumont International Televisión y Netflix, Las atenciones de los productores fueron extremas, hoteles de primera y entrevistas al elenco: Wagner Moura, Sthepanie Sigman y Manolo Cardona, incluyendo al director y guionista, Chris Brancato, más trabajo en locaciones.
El protagonista de los primeros 10 episodios es Pablo Escobar, y su historia es más que conocida en la serie El patrón del mal, basada en el libro La parábola de Pablo, que también incluye un alucinante documental final, Se trata, según colombianos que vivieron el narco, de la mejor serie.
Sin embargo, la primera temporada de Narcos, es paradójicamente la más floja e irresponsablemente la más mentirosa, históricamente hablando. La segunda, dedicada al cártel de Cali de los hermanos Orejuela, es mucho más salvaje y muy violenta; en tanto que la tercera, Narcos México, que relata la cumbre y abismo de Félix Gallardo, es probablemente la mejor y más acabada.
Otro narco que se cuece aparte, es Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, con tres temporadas que, se ha especulado, que es la respuesta mexicana The wire y que destapa la cloaca de la corrupción política nacional. Fuera de eso, lo demás parece una pachanga de tendencias: Chemas, Reinas del Sur, Capos, Señores de los Cielos y demás que, por sus planteamientos y resoluciones al aventón, y estiramientos argumentales dan lugar a interminables culebrones.
Y donde manda culebrón… se hacen sus santas órdenes, en busca de una audiencia televisiva que parece aguantar todo, con tal de conocer el final. Es ni más ni menos que el caso de series de dos partes como El cártel de los sapos (con muchos momentos de verdadera risa loca), escrito por el ex narco Andrés López López. Otras más como Rosario Tijeras, Las muñecas de la mafia o Sin tetas no hay paraíso, se quedan en simples remedos.
En ese sentido, las películas y thrillers criminales sobre el narcotráfico, han tenido mejor suerte, encumbrado personajes bizarros como Tony Montana (Scarface), American made, Sicario, The inflirtator, Tropa de élite y docus reales sobre el sicariato de tipos como John Jairo Velásquez Popeye, lugarteniente de Pablo Escobar. Este último con mayor número de “narcumentales”, que ninguno.
Para cerrar la frase de Tony Montana: “La gente nos ve y se fija de dónde venimos, cuando deberían de fijarse para dónde vamos”
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