Del llamado abuelo de los sintetizadores, el Theremin, inventado por el ruso León Theremin, abundan las extravagantes historias que involucran sus sonidos de avanzada.
El también conocido como eterófono, termenvox o thereminvox, cuyo timbre se asemejaba al violonchelo y la voz humana, fue utilizado por primera vez en el cine hollywoodense de la Serie B referida a la ciencia ficción y al terror de los años 1940 y 1950.
Son famosos y nostálgicos sus sonidos perturbadores en varias cintas (algunas del llamado Mago del Suspenso, Alfred Hitchcock, como Recuerda).
Sus intrigantes sonidos se dejan oír también en Días sin huella, de Billy Wilder, sin embargo, la más recordada y recurrente es El día que paralizaron la Tierra de Robert Wise, hasta llegar a nuestros días en series de TV como The big bang theory.
Tim Burton los uso también en el biopic Ed Wood.
Desde luego el rock también hizo uso de algunos de sus inquietantes resonancias. Brian Wilson, de Los Beach Boys, lo uso para la grabación de “Good vibrations” y Jimmy Page, de Led Zeppelin lo usa indistintamente en el estudio y el escenario.
Hablar del Theremin es como hablar de la Stratocaster, de Fender.
La fabrica de Robert Moog los hizo en serie, a un precio muy económico, por lo que por algún tiempo se popularizó en grupos de rock como The Gathering y Pink Floyd.
Así surgieron afamados thereministas como Lydia Kavina, Barbara Bucholtz y personajes como Jean Michel Jarre.
La historia, los mitos y las leyendas que han dado pie el theremín, se pueden seguir con fascinación en el documental Theremin: an electronic odyssey, de Steven Martin (1964), que causó expectación en Sundance, y ganó el Trofeo Cineastas y una nominación de los Críticos de Los Ángeles.
La asombrosa vida de Leon Theremin es también una especie de thriller, donde el inventor es secuestrado en Estados Unidos por agentes soviéticos a mediados de los años 30. De ahí va a parar a un campo de trabajo forzado y luego trabaja para la KGB en ciertos dispositivos y finalmente es rescatado y llevado a América nuevamente.
Lo que pasa en el documental es verdaderamente conmovedor, tanto que la MGM, en su serie de Avant Garde Cinema, lo lanza en 1994, convirtiéndolo en un éxito de culto más allá del underground. Las copias que llegaron a México se expandieron cual virus y todavía es catálogo de primera en circuitos alternativos como El tianguis del Chopo y algunos otros lugares en donde la vida casi no vale nada, como Tepito.
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