Tomando como punto de partida la primera camada ilustrada que se paró en fundacional Tianguis de rock del Chopo (dentro del museo), en los años 80, que comenzó con una exposición de algunos discos europeos poco comunes, el progresivo italiano cobró relevancia entre algunos entusiastas mexicas que suspiraban por grupos setenteros como Premiata Forneria Marconi, Banco del Mutuo Soccorso y Le Orme. Luego vendrían leyendas urbanas con discos como el Locanda Delle Fate (Forse Le Lucciole Non Si Amano Piu) que llegó a Polydor y que fue a parar a la caja de discos que iban a destrucción.

En mi caso de jefe de prensa de la disquera, lo saqué pidiendo permiso y, a manera de regalo, me lo llevé. Muchos casos de vinilos raros también fueron rescatados de la misma manera.

Volviendo a la italianitis, una vez que iba a tocar Maldita Vecindad en Milán, Italia, fui invitado por la vieja BMG Ariola, a ir con ellos.

Al llegar a la disquera en el antiguo continente, pedí que si por favor me podían conseguir algunos discos de progresivo italiano.

Lista en mano pregunté a varios label-managers por algunos peces gordos pero nadie los conocía. Algo estaba raro y más cuando les dije que en México eran considerados como deidades del género y que sus discos eran codiciados.

Fue frustrante llegar a un lugar y preguntar por las elevadísimas producciones de, por ejemplo, el Rovescio della Medaglia, Il Balleto di Bronzo, Museo Rosenbach, Corte de Miracoli y algunos otros como Peter Sinfield y Keith Emerson.

Mientras aquí en la ahora CDMX, a lo más que se llegaba era a un libro de fichas de artistas y discos, algunas revistas especializadas importadas hablaban del fenómeno, pero los discos brillaban por su ausencia. Regresé de Milán con lo que encontré en las disqueras: Matia Bazar, Ana Oxxa y New Trolls, que eran algunos ejemplos de éxito mundial luego de varios San Remos, que habían concretado discos. Muchos otros de los incunables vieron años después su acumulación, en reediciones, discos compactos, cataratas de MP3 y ediciones japonesas.

El rock italiano progresivo se cotiza hoy en cantidades estratosféricas en sus formatos antiguos, mientras que las plataformas digitales dedicadas a la música como Spotify o Apple Music se puede oír una aceptable cantidad de álbumes y proyectos especiales de añoranza y puesta al día de algunos monstruos sagrados.

Entre 1972 y 1973 Italia vivió una especie de boom de progresivo.

Hoy, los mexicanos más radicales siguen empeñados en buscar las rarezas y dar cátedra como palos de ciego de estilos y discografías que ya a pocos les interesan.

Así son los mexicanos-italianos, radicales y autóctonos, que se sienten tocados por la originalidad y la jactancia de mantener vivo un rock que en algún tiempo fue reliquia. Original o muerte, antes que una réplica o plataforma. Sin embargo, otros opinan lo contrario.

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