Hubo un tiempo en el que los discos de diferentes tendencias rockeras llegaron a regalarse entre los asiduos asistentes a los revisteros de Sanborns. Básicamente, dos revistas españolas: Zona de obras y Rock de lux, que llegaban con cierta puntualidad nada menos que regalando un disco compacto entre sus seguidores nacionales.

La primera era una especie de diario del acontecer del rock en España, con su muy recomendable sección cultural que llegó a ocuparse en un número especial de la lucha libre mexicana. La segunda, Rock de luxe, se ocupaba de los mejores discos del mes y los vericuetos de la sabiduría popular, referidos básicamente al rock.

Ambas, hijas de la también hispana Vibraciones, regalaban en cada ejemplar, un disco compacto, más sus concienzudos análisis y recomendaciones. No faltaban sus críticas de libros, álbumes, clips, videos, reediciones y recopilatorios.

También ofrecían en algunos números ejemplares totalizadores de tendencias y movimientos críticos. Zona ofrecía, por ejemplo, especiales dedicados a muchos países latinos, entre ellos México (son famosos sus tirajes dedicados a Perú, Argentina y Chile entre otros). Había privativos dedicados a Chewaka, Calaveras y Diablitos, Flor de Pasión y Pirineos Sur.

Rock de luxe, por ejemplo, aterrizaba tendencias internacionales, momentos anuales y los dedicados a disqueras subtes como Sinnamon Records, más especiales dedicados al soul, blues y rock n’ roll. Dos compactos definen el espectro de ese tiempo: Dock de lux y The Rock de luxe experience.

Luego, surgiría Margen, a base de materiales inéditos y descatalogados. Algunas de estas revistas, con disco, quedan como referencia de lo que se hacía y se grababa hace hace 20 años, con 15 temas promedio (que incluían cosas grabadas en Bélgica, Hungría, España, Chile y Francia). Como siempre sucede, pocos ejemplares le tocaron a nuestro México.

Estos incunables muy rara vez aparecen en sitios como el tianguis del Chopo, donde una pandilla de avorazados no le interesaba endilgarles a los discos costos impensables para estos analfabetas y traficantes de compactos. Ya sus víctimas, son otra cosa. Estos especuladores de sonidos, si no tienen su celular en la mano para revisar precios, no son nada porque no conocen ni movimientos ni tendencias. Sin embargo, lo que les ayuda es el choro mareador, cuando de vender se trata y disfrazar lo más que se pueda su barata condición de simples mercachifles de sábado por la mañana.

Otros de esos raros ejemplos difíciles de conseguir son la basta colección de discos de regalo de la revista CMJ New Music, con 20 canciones por disco compacto, con trabajos de bandas noventeras (algunas que han sobrevivido hasta ahora) como Cranes, los primeros trabajos de hace más de 20 años de Oasis, Portishead, David Bowie, Ramones, Bryan Ferry, Radiohead, The Velvet Underground, Les Claypool, New Pornographers, Moreno Veloso, Foo Fighters… y algunos más de la camada de 2001.

Por último, hay que mencionar, promocionalmente, los classics albums de gente como The Band, Deep Purple, Hendrix, Judas Priest, Nirvana, Paul Simon, Elvis, Metallica y otros tantos incluidos en el promo DVD de Eagle. Esos álbumes llegan al Chopo y sólo uno que otro conocedor se los lleva.

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