Mientras se espera con ansia para noviembre la nueva película de Martin Scorsese, El irlandés (anunciada para el mes entrante), dos series mexicanas: Monarca y El Dragón: el regreso de un guerrero, con buena producción competitiva a nivel internacional, alientan los negocios turbios, oscuros y turbulentos de la corrupción corporativa y el narco desatado y violento.
Ambas historias pasan como si nada del thriller de acción mafioso televisivo de alto pedorraje, al drama de rutinas ya conocidas (y toleradas) y, a veces, se estaciona en la telenovela convencional de lágrima viva. En Monarca, con sus 10 episodios dirigidos por tres mujeres y dos hombres, se recrea en la historia de un magnate multimillonario del tequila que opera en absoluta corrupción en contubernio con dos fuerzas siempre presentes en este tipo de historias: la política y el narco.
Todo mundo quiere poder y dinero, a la voz de ya. Y si a eso se le agregan las historias familiares de los protagonistas (Oswaldo Benavides, Juan Manuel Bernal e Irene Azuela), pues ya la tienen armada.
En El Dragón: el regreso de un guerrero, Miguel Garza (el argentino, Sebastián Rulli), es un mexicano experto en finanzas que regresa a su terruño y se convierte en un lavador profesional de dinero. No le cobra nada a maleantes, narcos y políticos (más que su comisión) por el servicio. Sin embargo, para sentar sus reales tiene que enfrentarse a políticos, narcos y sicarios y darles su merecido él mismo, pero sin matarlos porque su religión (japonesa) no se lo permite.
Al ajo de una historia de traiciones motivadas por la loca de su hermana (Cassandra Sánchez Navarro), su hermano lelo, un secretario de Gobernación corrupto hasta las cachas, su chofer (la guapa y dicharachera Renata Notni), un amigo español tranza profesional (Rubén Sanz), una experta financiera (Irina Baeva), hackers informáticos y marco-matones nacos y destartalados de la cabeza, más un par de periodistas que meten sus narices donde no deben…
Miguel ya no se da abasto en el lavado, pero no quiere planchar a nadie, en el guion encabezado por el novelista Arturo Pérez-Reverte y cinco más.
Los intereses son fuertes: Lemon Studios, Univisión Studios, W Studios… por eso la exigencia y contundencia en sus capítulos, que caen algunas veces en el culebrón de todos tan temido y este no parece ser la excepción con ¡38 capítulos! Y su protagonista principal, Miguel, que no pinta para guerrero, menos. Sólo falta que nos salgan con que el malo de malos, Epigmenio “El Abusador” Mocada (Roberto Mateos) se va a doblar a la segunda o tercera, con todo y Tacho.
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