Alguna vez el gurú del cine en el Tianguis del Chopo, Juan Heladio Ríos, recomendó una cinta de culto dirigida por W. D. Richter, como una acabada obra de ciencia ficción de un músico, aventurero, artemarcialista y sus aristócratas de la patada y el trompón: “Los Caballeros de Hong Kong”. La película, en el mejor de los casos luego de su estreno, no pasaba de los 25 pesos y era de las más pedidas. La pandilla de nobles del cine de acción y aventuras, combatían a unos extraterrestres liderados por el Doctor Emilio Lizardo (John Lithgow), en donde también aparecían Ellen Barkin, Christopher Lloyd y Jeff Goldblum. Los créditos de último minuto hacían patente que la película tendría una secuela, donde los Hidalgos se enfrentaban contra la Liga Mundial del Crimen. Nunca se supo en que iba a quedar, ya que nunca se acabó produciendo.

El director la consideró en su momento como un fracaso comercial, aunque muchos siguen aclamándola cada vez que pasa en las plataformas, gracias a su transfer anamórfico, a su audiotrack en 5.1; a sus documentos de producción desclasificados y a muchos contenidos añadidos, sacados del Instituto Banzai. Pocos son los DVD’s que pueden presumir de tener tantos extras en sus bonus para un presupuesto de 17 millones de dólares, que terminó generando ganancias de poco más de seis millones, para su comprobado frikismo intenso y refrendado por publicaciones como Starlog y Fangoria.

Banzai no deja de ser un brillante cirujano de cerebro, piloto de carreras, héroe de cómics y estrella de rock;  su combate épico contra malvados alienígenas interdimensionales, que tratan de dañar al género humano, es una epopeya colosal y alocada, llena de subtramas. Mitologías, gags sumamente visuales con un nivel de entretenimiento del que poco se ve en las comedias de ciencia ficción viradas a historias de erudición parábolica. Una verdadera rareza dentro del universo de factura freak, pre Robcop, con reminiscencias del uso de la katana.

El espacio y tiempo se trastocan en esta aventura para espíritus freaks, con muchos elementos del más puro espíritu pulp, robados descaradamente o con préstamos de amigos como John Carpenter y Dan O’Bannon, con muchos manierismos de la cultura popular (Doc Savage), antes de que el subgénero naciera formalmente. Banzai y su secuela inacabada (Contra la Liga Mundial del Crimen) es una referencia al fenómeno que causó, como la primera aventura en adaptar una licencia cinematográfica, en el terreno de Tron, El Imperio Contrataca, Los Cazadores del Arca Perdida, ET (versión Atari) y Poltergeist.

Pocas películas en su especialidad son tan poderosas como estas disparatadas narraciones, que siguen buscándose afanosamente en los puestos sabatinos del Chopo y el Barrio Bravo, como ejemplo de cine absurdo, adelantado a su tiempo y con evocaciones al uso de una herramienta muy sencilla, porque es sumamente fácil crear para videos de audio, grabadores de discos, tutoriales, podcast y muchas apps más.

“Las aventuras de Buckaroo Banzai en la octava dimensión” (1984), en su hora y cuarenta dos minutos, es un relato apasionado que sentó algunas importantes bases del género de aventuras y acción, en una especie de dimensión desconocida que aportó mutaciones y tratamientos hacia un género anómalo, bien explotado. Vale la pena verla si se la encuentran por ahí perdida en las estanterías de lo absurdo, llevado hacia derroteros sumamente extraños y visionarios para su momento.

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