Antes de que Netflix irrumpiera en el terreno del narco con su célebre trilogía sobre cárteles (Medellín, Cali y México), ver películas de este corte era muy difícil y publicar algo al respecto de cintas casi perseguidas era misión imposible.

La documentación de este tipo de historias que debería recaer en la Cineteca Nacional o la UNAM, que es (y siempre ha sido) negligente, con este tipo de cine, nunca ha cristalizado en nada. Cintas emblemáticas del género violento como Intrépidos punks, La venganza de los punks, El fiscal de hierro (la saga), Lo negro del Negro, Masacre en el río Tula, Siete en la mira, Bancazo en Los Mochis, La cumbia asesina y otras tantas que han llegado al culto del video.

Sin embargo, gracias a muchas ediciones de origen estadounidense, gran cantidad de estas películas, que comenzaron viéndose en la clandestinidad del VHS, hoy gozan de ser benditas y malditas a la vez; a pesar de no estar plataformas.

Otras de títulos más complicados como Manos libres, Señorita extraviada (documental sobre las célebres Muertas de Juárez) y sonados casos de nota roja como La Mataviejitas, El asesino de cumbres, El taquero, Orquídea sangrienta y los 10 videos de la serie Los diez mandamientos del narco, no han corrido con mejor suerte que señalando a sus directores como malditos.

Algunas sí han tenido suerte, como los documentales sobre el fotógrafo de nota roja, Enrique Metínides, El hombre que vio demasiado, Los demonios del Edén y Lecumberri de Ripstein, mientras otras están enlatadas: La Santa Muerte, Morenita, Chalán, Miss Bala, Despertar el polvo, Carmín tropical, Los crímenes del Mar del Norte, El pozolero, Bala mordida y Atrox.

Antes de las series de Narcos, no había lo que se llama destape y la única forma de ver estas cintas duramente atacadas, era recurrir a la clandestinidad del video. Con Narcos documentadas y con una gran credibilidad, uno se acaba enterando de la vida y hazañas de Pablo Escobar (El patrón del mal), el Cartel de Cali y la abundancia, venganzas y exceso de violencia de los señores del narco mexicano: Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Don Neto, El Señor de los Cielos (Amado Carrillo), Los Arellano Félix, El Azul Esparragoza, El Güero Palma y, entre una turba que no duda aplicar la muerte, El Chapo Guzmán.

Políticos de alta envergadura y Capos mafiosos, dan lugar a Cárteles legendarios (Guadalajara, Tijuana, Juárez, El Golfo…) y personajes claves en el auge y caída de la cocaína como el Kiki Camarena, a quien se le acredita el desplome del sistema desde la mala yerba hasta Doña Blanca. El autor, Chris Brancato y su equipo de guionistas y directores, tal vez no conozcan muy bien la historia de esos malos polvos, pero por lo menos se esfuerzan en disimular.

Todo está muy bien, pero hasta el momento lo mejor filmado sobre el tema son las dos películas de Sicario (Tierra de nadie, de Denis Villeneuve y El día del soldado, de Stefano Sollima) que dan verdadero miedo sobre el tema de la

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