La última aparición del director Frank Henenlotter en las pantallas emergentes data de 2018, en que dirigió el documental Boiled Angels, sobre la historia de Mike Diana, crucificado por obscenidad y violación de la Primera Enmienda. Un par de documentales más de Frank se refieren a las películas encasilladas en la Sexplotation (That’s Exlotation) y apología del gore: Hershell Gordon Lewis: the godfather of gore.

Sin embargo, por el guiño con el que es recordado más es por su trilogía de Basket Case, la piradísima Brain Damage y Frankenhooker, todavía conseguibles en DVD con las coordenadas correctas entre el tianguis cultural del Chopo y el barrio bravo. En esos mismos lugares donde es de nicho lo prohibido, con la respectiva receta médica cinematográfica, se pueden conseguir sobre pedido: The night of the living dead, de George A. Romero, en su edición especial de 25 aniversario zombi y el “Directors Cut”, en versión full de la mítica Down of the Dead.

De John Waters está desde la de culto Pink Flamingos, que no ha visto Yalitza Aparicio, pero que se toma fotos con el realizador de las más trashera de sus películas y la emblemática Multiple Maniacs, con las perversiones personales del llorado Divine y la runfla de actores waterianos como David Lochary, Mink Stole y Edith Massey.

Transita también la película más desintegradora del cine de terror gore serie Z: Street trash, de James M. Muro, que enfrenta a un grupo de renegados de Brooklyn, Nueva York, con una fuerza maligna, en uno de los mejores ejemplos de perversión y sadismo cinematográfico, filmado con tres dólares y etiquetado como comedia negra para el circuito de los Midnight Movies de 1987.

La vampírica Sólo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch rodada en 2003 y pésimamente publicitada aquí (con una fugaz exhibición en la Cineteca Nacional), está en DVD, al lado de la reciente Los muertos no mueren, la primera cinta zombi del director de Gimme danger, de Iggy Pop; Ghost dog, Dead man y Mistery train. Todos los títulos están disponibles en versiones alternativas que, en su momento, ni Mixup (a punto del colapso musical) se atrevió a importar.

En esta lista de recomendaciones bizarras de culto no podía faltar el libidinoso Russ Meyer, apólogo de las vixens, con la inimitable Faster Pussycat! Kill! Kill!, rodada en 1965, con un repartazo encabezado por la legendaria Tura Satana, en esta maravilla erótica de cine independiente, serie B.

Finalmente The Nomi song, del alemán Andrew Horn (amigo de las causas perdidas como los glam de look de dos dólares de Twisted Sister, de los que hizo también un documental en 2014: We are Twisted fucking sister), donde devela el misterio del primer muerto oficial de sida, Klaus Nomi.

pepenavar60@gmail.com

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