En marzo de 2001, la BBC produjo Walk on by, uno de los mejores documentales de canción popular y rock jamás hechos.
Sus ocho episodios de una hora cada uno fueron transmitidos años después por el Canal Once, llevando como conductores a José Agustín y Jordi Soler, que comentaron todo de golpe como pudieron. Aparecieron durante ocho semanas con la misma ropa, porque “nadie les dijo que había que cambiarse”.
Luego, la serie fue a parar al archivo muerto del canal y nadie supo que pasó después. Sus episodios: “Desde Rusia con amor”, “Stardust”, “The road of roll” y demás, después aparecieron en una edición de cuatro DVD en inglés, hasta que un tal Amo del Caos, los subtituló y los ofreció en el Chopo. Muchos se paralizaron con las narraciones de Eric Burdon, Mike Chapman, Ray Charles, Jerry García, Lesley Gore, Bill Haley, Elvis Costello, Keith Richards y otros.
Hoy todavía, con un poco de suerte, se pueden encontrar copias. En ese sentido, otro documental, también de la BBC, se volvió básico, sin ser totalizador: Las siete edades del rock, en eso de arrojar luz en el nacimiento del cuatro por cuatro.
Episodios como “Art rock (Withe light, white heat)”, “Punk rock (Blank genaration)”, “Heavy metal”, “Rock de estadio”, “Rock alternativo” y “Brit rock” ya son parte de la historia y más cuando las voces autorizadas son las de sus protagonistas.
Todo mundo juzga con un cierto grado de credibilidad: Bowie, Los Stones, los punks representados por los Pistols, The Clash; los Progres, los cataclísmicos del heavy como Judas y Maiden; la intelectualidad del rock: Lou Reed, Patti Smith, Television; los disidentes de Husker Du, Black Flag al lado de Nirvana, Pixies y los años del Rock de Estadio: Led Zeppelin, Queen, Kiss, Dire Straits y más.
Martin Scorsese produjo también siete largometrajes, con el nacimiento y la esencia del blues y su repercusión en la música.
Firman el material: Win Winders (The soul of a man), Richard Pearce (The road to Memphis), Charles Burnett (Warning the devil’s fire), Marc Levin (Godfathers and sons), Mike Figgis (Red, white & blues), Clint Eastwood (Piano blues y el propio director de El Irlandés (Feel like going home). Abrumadora experiencia.
Hoy, con la música tan cambiante, plataformas reproductoras sin alma y sonsonetes que han engendrado himnos reguetoneros y músicas desechables, se recomienda un vistazo atrás, cuando la música aún vendía emociones y reinaban los formatos físicos: vinilos, casetes y CD... que se niegan a morir.