Ante la menesterosa oferta nacional de rock, pandemia mediante, muchos melómanos están volteando ahora a esa parte friki surgida entre los años 80 y 90, que dejó memorables recuerdos marginales que, a duras penas, algunos terminaron en casetes, vinilos y compactos de la escena alternativa mexicana, y ahora son muy cotizados entre los coleccionistas y los recién llegados a su fenómeno perdurable.
Nombres clave como Alex Eisenring, el poder detrás del trono de El Queso Sagrado, Syntoma y Decibel de Charly Robledo y Walter Schmidt; Jesús Bojalil, leit motiv de Las Pijamas A Go Go (hijo de Chucho Martínez Gil) y responsable y piloto de El escuadrón del ritmo y variados proyectos como El hotel Caleta, Mamá Cachimba, ahora están siendo redescubiertos por otra generación.
Lo mismo Oxxomaxoma y agrupaciones anómalas como Vía Láctea, o bizarras como Bardo Thodol; portentosas como Kathmandu Ensamble o La Música de Erich Zann siguen haciendo que salte la liebre de la inventiva en el momento más inesperado en un torrente envenenado de pésima música.
Cuando en la Carpa Geodésica de Insurgentes Sur Chac Mool abarrotaba el lugar a principios de los 80, El Escuadrón del Ritmo, que abría sus conciertos, descuartizaba pollos en el escenario.
Algunos de esa camada electrónica de los primeros sintes Korg también actuaron en el Foro Jabalí (casi en el eje de Popocatépetl e Insurgentes, luego en El Coyoacaf, frente a lo que fue el Issste, finalizando, algunos, en el Foro Alicia, último bastión hasta ahora de la sorpresa.
El Dr. Fanatik y Lorenzo El Pollo Lagraba; Javier Baviera (El Hada Malvada), High Fidelity, Tony Rayola, María Bonita Década 2 y Silueta Pálida, dejaron varios álbumes y compactos de rescate sonoro, que no han sido valorados en su totalidad, pero que están en lista de espera.
En ese tenor está Melamina Ponderosa con un insólito vinilo de 45rpm en que anunció su debut y despedida de tres años (1988-1990) de ensayos, shows en directo, modos de grabación, registros videográficos caseros y ventas de cincuenta casetes limitados.
Ese disco ya vaticinaba el encumbramiento de su majestad imperial, Silverio (Julián Lede), previa colaboración con María Daniela y su Sonido Lásser, para luego llegar a cinco álbumes de estudio del concepto Titán.
Spotify la plataforma sueco-estadounidense está ayudando a potenciar algunas bandas, mientras tanto otras han pasado de rascarse con sus propias uñas, a sacar tirajes profesionales de su trabajo con ayuda de empresas como Cleopatra Records. Y, la verdad, hay cosas que merecen ser escuchadas.