Valioso no sólo por sus aportes al documentar nuestro curioso cine mexicano, un nuevo libro del músico, antropólogo y documentalista del rock escrito, Federico Arana, siempre es bienvenido, más si viene revestido con abundante material fílmico, como las hoy muy buscadas lobby-cards con que se anunciaban las películas a la entrada de los cines.

Arana, famoso desde sus legendarios “Guaraches de ante azul” (cuatro hoy muy cotizados volúmenes que analizan nuestro rock, antes de las investigaciones del Niño héroe del rock mexicano, Ricardo Bravo).

Por vía de la editorial María Enea, el también biólogo Arana hace esta nueva entrega que abarca desde “Los chiflados del rock and roll” (1957), de José Díaz Morales, hasta “Bikinis y rock” (1972), de Alfredo Salazar.

El libro sorprenderá a muchos críticos que tienen también abundantes bibliografías y una cantidad astronómica de mercachifles ilustrados, gracias a las tendenciosas redes sociales que, nunca han matizado con el tema, por considerarlo un arte cinematográfico menor y sumamente vituperado.

En esencia, el libro trata de un verdadero disfrute informativo y visual. Con su habitual sentido del humor, Arana nos lleva a los senderos de esa juventud mexicana desenfrenada y frenética que, como bien dice, nunca merecieron críticas ni remembranzas en periféricas publicaciones como “Alarma!” o “Alerta”, o en la mismísima nota roja de los periódicos de la época.

Gracias al desborde de esos monumentales y connotados churros, hacen su aparición desde chiflados del rock (Agustín Lara, Pedro Vargas y Luis Aguilar), hasta reinventores del rock mexicano, como Javier Bátiz, pasando por verdaderos accidentes en el género: Paco Cañedo, la Baby Bátiz, Los Beatniks, Los Johnny Jets.

Su índice es una maravilla, pues permite ir directamente a la película, año de filmación, músicos o grupos que en ella intervienen y página, sin perder el tiempo a la hora de evocar los recuerdos, con el contexto social propuesto e investigado por el autor, que es también el facilitador del volumen.

Todo en un solo libro que documentó los dimes y diretes del frenesí rockanrolero nacional, desde el genial German Valdés “Tin Tan”, en 1953 con “Los líos de Barba Azul” y estertores como “Viva la juventud”.

Todo mundo mexicano parecía estar contagiado con el naciente rock and roll, hasta Juan García Esquivel, pasando por Resortes, Joaquín Cordero, Silvia Pinal, Fernando Casanova, Joaquín Capilla, Kitty de Hoyos, El Piporro, El Loco Valdés, José Elías Moreno, Viruta y Capulina, Enrique Guzmán, César Costa, Alberto Vásquez y Angélica María.

Había lugar para todos con el nuevo ritmo, por eso hasta luchadores leyenda como Huracán Ramírez y monjas como doña Libertad Lamarque y Arturo de Córdova, lo aprovecharon.

Hasta Santo el Enmascarado de Plata y Blue Demon tuvieron su rozón de rock and roll, junto con Wolf Rubinskis, El Copetes Guajardo y Karloff Lagarde.

Por increíble que parezca, hasta el mismísimo Luis Buñuel usó a Los Sinners (el grupo donde militaba Arana) para “Simón del desierto”.

Si hubo alguna película que tuviera que ver algo con el rock, por insignificante que fuera, viene en este gozoso y revelador libro, que deberían leer hasta los infumables críticos del cine nacional, a los que no les gusta nada que no tenga aroma francés y que temen encontrarse con Kalimán o con el avandarazo mismo.

Circula en el Chopo, donde el autor dejó a consignación algunos libros, en puestos de confianza, pero no los suficientes.

Google News

TEMAS RELACIONADOS