El único lugar donde todavía se pueden ver algunos ejemplos de bizarre cinematográfica es en los tablados de la ilegalidad, de los que ya quedan muy pocos por el avasallamiento digital, al que no le interesa este tipo de películas y documentales. Sin embargo, todavía, preguntado con tacto, se pueden encontrar algunos ejemplos de ese otro underground, muy socorrido entre gente que ya está un poco harta de más de lo mismo, para los que se pintan Netflix, Amazon Prime y otras plataformas.

Antes de los conciertos multitudinarios, "El Sirenito", Rigo Tovar, atascaba los lugares donde se presentaba, mientras su música se volvía un fenómeno. Por esa razón, Vítor Vio, con producción de Bosco Arochi, filmó Rigo: "Una confesión total", con las tocadas multitudinarias del nacido en Matamoros. Bueno, hasta se usó un helicóptero para captar el remolino de gente desde las alturas de Bosques de Aragón.

Rigo, literalmente, se confiesa ante las cámaras, mientras que los músicos de su Costa Azul van más allá de la pena ajena. La premier fue en el Teatro Metropólitan, que poco faltó para que lo reventara el también protagonista de "Los 100 minutos de Rigo Tovar".

El horror brasileño de José Mojica Marins (Zé Do Caixão) llegó a nuestro país por medio de la televisión a través de Canal 11, cuando Enrique Quintero Mármol (uno del colectivo Tres Tristes Tigres) era director de Adquisiciones. Varios ejemplos retorcidos de su extensa filmografía se programaron en curiosos ciclos.

El presentador del canal, el crítico Gustavo García, más propenso al cine exquisito que al horror sudamericano, no tenía ni idea del cine de Mojica Marins, por lo que tuvo que pedir auxilio a los especialistas para salir del problema. Mucho de su cine viejo y relativamente nuevo está disponible con los Desobedientes de Distro.

Viviana Besné tuvo que dar su visto bueno a los bucaneros del Barrio Bravo para la distribución de su extraordinario documental "Perdida", que narra la parte fundamental de la trayectoria del cine mexicano, a través de su familia: Los Calderón. Más de cuatro años de trabajo le costó ordenar esa historia alternativa del cine nacional, incluso el prohibido, como la mitológica película de desnudos de "Santo, El Enmascarado de Plata: El Vampiro y el sexo". El vampiro, personificado por Aldo Monti, se despachó a las más suculentas vedettonas de la época, que pasan por vampiras de buen ver y mejor morder.

Big Bad Wolves, exhibido por primera vez en el Festival de Cine Fantástico Feratum, en Tlalpujahua, es un intenso y brutal thriller israelita de 2013 que tiene, además de un humor bastante perro, una dramática e intensa historia que involucra policías buenos, malos y peores con un secuestrador que no sabe en la que se ha metido. Su making off es tan penetrante y acelerado, como en del filme de culto: "Me encontré al diablo".

Y para cerrar, está el rockumental "Kisstory", lanzado por A&E, donde hasta el más pintado elemento de la banda más caliente del mundo se quita el maquillaje para contar una historia que todavía sigue. Varios rockeros como Tom Morello, Alice Cooper, Mötley Crue y productores como Bob Ezrin acaban confesando a qué fueron obligados por los Cuatro Fantásticos.

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