Hace ya casi 17 años, el 6 de agosto de 2003, el ejecutivo disquero de Universal Music México, Jorge Ávila, destapó el escándalo de la payola (pago en especie monetaría a la radio de entonces por “apoyar” canciones y discos de algunos artistas de prioridad). El pecado de Ávila fue decir a los cuatro vientos que Universal pagaba entre 2 y 4 millones de pesos de payola al mes a los programadores de radio.

La noticia que luego afirmaría el disquero la hizo porque pensó “que estaba en confianza” (¡con la prensa de espectáculos!) se fue a la primera plana de diarios como EL UNIVERSAL y Reforma, y de ahí a las secciones de espectáculos de varios impresos como Milenio, Esto, Sol de México. La repercusión de las afirmaciones y los dimes y diretes duraron varios días.

Ávila pensó que había llegado su fin, Con lágrimas en los ojos dijo: me van a correr. Justamente eso hicieron.

Sin embargo, un amigo le dijo: “No te preocupes Yorch, este es un país sin memoria. En tres meses ya estarás trabajando de nuevo. Y así sucedió, hasta ahora que ha sido responsable en Sony, discográficamente hablando, de los destinos, de José José, Chente, Juanga, la Trevi y muchos más. Porque Ávila sí sabe.

En el tiempo del destape de la payola, muchos “ejecutivos” radiales pusieron el grito en el cielo y algunos se curaron en salud, mientras otros dijeron que sí existía. Los pesos pesados de la radio de la pay, equiparables, digamos a Don Corleone, guardaron silencio y casi no se filtró ningún nombre altisonante. Si acaso un santo y seña o algún mote como “El Aguacate”, o el que le puso corbata a la payola y la volvió institucional, hasta con algunas gentes de la prensa que incluso firmaban una nómina.

Fueron notorias las agarradas del chongo de René Franco y Olallo Rubio, así como las declaraciones de cantantes y payoleros como Vilo Arias, que quisieron pasar como santos inmaculados. Estaciones como la Z, la Ke Buena, La Sabrosita, Stereo 97.7 y otras más fueron señaladas de payolear a las disqueras. Ávila decía que todas las compañías apoquinaban, incluidas hasta algunas independientes.

Históricamente Jorge Ávila señalo como el primer payolero a Ignacio Morales, director de la disquera IM que ofreció la primera dádiva a la radio (150 mil pesos) para que tocaran al trío Los Diamantes en la radio. Inmediatamente el hijo de Morales —Todo esto documentado en la prensa— sacó los dientes y dijo que su padre nunca había participado en la payola, cuando todos en el bajo mundo de las disqueras, sabían que hasta le puso la corbata.

El escándalo siguió todo agosto de 2003 y sólo algunos valientes aceptaron su existencia, mientras otros fingieron demencia, igual que muchos label managers. Nada cambia, todo se transforma y la payola se transformó. Probarla ahora es un camote. Sólo uno, el papá de un Magneto, no cobró por promover al grupo de su nada agraciado hijo.

pepenavar60@gmail.com

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