La mayoría de las plataformas de streaming, que todo lo pueden, gracias a detentadores de “calidad” cinematográfica mediocres o poco confiables que apuestan casi siempre por el estreno insustancial, evitan los títulos, que ellos creen que no tienen viabilidad comercial, para su estreno. Por esa razón casi siempre acaban pagando justos por pecadores, que quisieran ver ese cine o documentales diferentes que no ofrecen las plataformas.

Pero, como para todo, siempre existe la posibilidad encubierta, manejada por los que sí saben de qué va el rollo. Esos que siempre están al pendiente de estrenos alternativos o poco publicitados que hacen la diferencia entre algo diferente y atractivo, en el montón. Un título alternativo de estos es el documental británico de música de Los Sparks Brothers, estrenado recientemente en el Sundance de este año, con la curiosísima historia de esta banda americana que lleva 25 álbumes grabados.

Se trata de un maravilloso rockumetal en donde el subtitulaje, para los que no hablan inglés está recibiendo el tratamiento de especialistas para gozarse en su cabal totalidad.

Muchas de las más emocionantes teorías de la conspiración se dan cita en los momentos decisivos del 11 de septiembre y la guerra contra el terrorismo en la serie de tv "Tourning Point", que centra en los atentados y caída de las torres gemelas y los orígenes de Al-Qaeda, pero que se queda corta con algunos documentales clandestinos que hurgan la verdad desde otros ángulos.

Después de los penosos y decepcionantes casos del "Destripador de Yorkshire" y el reciente de "Las cintas de Nielsen", sobre crímenes reales, que sólo muestran la ineptitud de la policía británica, Netflix ha perdido la perspectiva del terror y el escándalo, volviéndolas historias que llevan directamente a la aburrición. Qué diferencia con "Asesino confeso", sobre el tristemente récord criminal de Henry Lee Lucas, o el paroxismo de "El acosador nocturno" (Richard Ramírez).

Los “expertos” de Netflix, harían muy bien en leer los 100 ejemplares del "Sumario del crimen", para documentar su optimismo en crímenes reales, que pueden ser llevados al terreno del documental en serie. Los ejemplos mexicanos en materia del crimen sobran con los altisonantes y recordables nombres de las hermanas Valenzuela (Las Poquianchis), Goyo Cárdenas (el primer serial-killer mexicano), Adolfo de Jesús Constanzo y Sara Aldrete (Los Narcosatánicos), o El Caníbal de la Guerrero (José Luis Calva Zepeda), por citar algunos.

Aparte de que todos con rigores diferentes tienen su película, una serie en las plataformas no les vendría nada mal. Sin embargo, con lo raros que somos los mexicanos, como que está mal visto culturalmente hablar de ellos. Ni pex.

pepenavar60@gmail.com 

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