José Xavier Návar

Cierran filas los avandarianos en torno a su 53 aniversario

Habrá un desfile conmemorativo este año, por el Tianguis del Chopo, en varios contingentes

17/03/2024 |02:26
José Xavier Návar
autor de OpiniónVer perfil

Faltan seis meses en torno a la conmemoración del 53 aniversario del festival de Rock y Ruedas de Avándaro, y la infantería de los asistentes aquel 11 de septiembre de 1971 y los que dicen haber estado en el festival pero que, se sabe, sus papás les prohibieron ir, se han abocado a rememorar aquellos momentos en que “teníamos el poder”, a través de una nueva carretada de documentales que han sido programados en YouTube, con el resultado fraguado por los hermanos Eduardo y Alfonso López Negrete, Luis de Llano, Justino Compeán, Carlos Alazraki (en las cámaras), Armando Molina y los, dicen, 18 grupos que participaron.

Las mentiras no se han hecho esperar y hay que tomarlas de quien vienen: Javier Bátiz, la investigación sobre la “Encuerada de Avándaro” (mitificada luego en un especial de “Casos de Alarma!”, y una turba de oportunistas que aprovecharon la ocasión, para luego del material filmado por Alfredo Gurrola, Héctor Abadie, David Celestinos y Sergio García Michel, adaptarlo a su entorno personal.

Sin embargo, ahora han surgido muchos nuevos documentales, algunos de pena ajena, que dan cuenta del evento por asistentes que nadie conoce y que desconocen el entorno que envolvió al evento en el que algunos despistados hasta han puesto una placa conmemorativa donde piensan que estuvo el escenario.

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Tal parece que nadie sabe, nadie supo, donde quedó el peligroso escenario que amenazaba con venirse abajo por tanta gente que se coló hasta ahí, mientras se daban vuelo Los Dug Dugs, El Epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace and Love, El Ritual, Bandido, Los Yaki con Mayita Campos, Tinta Blanca, El Amor y el Three Souls.

Los únicos que verdaderamente hicieron su trabajo de investigación fueron Los Tres Tristes Tigres (Enrique Quintero Mármol, Víctor Vallejo y Jaime Bárcenas), realizadores de un par de documentales sobre el concierto, que le preguntaron a un lugareño dónde fue instalado el escenario, señalándoles una casa.

Resulta increíble cómo la gente, calculada entre más de 200 mil, hayan sufrido amnesia permanente y no sepan dónde estuvieron parados.

No cesaban los acordes de “Mari… Marihuana” y “We got the power”, hasta que Ricardo Ochoa, vocalista del Peace and Love, profirió la fatídica mentada de madre con la radio transmitiendo, que fue la que dio origen a la mayor castigada del rock mexicano, mandándolo al hoyo fonki por años.

Hubo investigadores, como Federico Rublí, que se metió a las entrañas de la policía y revisó archivos, mientras que Octavio Paz, Elena Poniatiowska, José Emilio Pacheco, José Agustín, Parménides García Saldaña, Jacobo Zabludowsky y Carlos Monsiváis eran prudentes con sus señalamientos, no así Echeverría, Moya Palencia, Olivares Santana y Fidel Velázquez, que despotricaron del festival que, de la Carrera de Coches, terminó en Carrera de Motos, según el ahora guadalupano Alejandro Lora.

La prensa amarillista se dio vuelo denostando el festival y con el tiempo publicaciones como “Alarma!” se volvieron referencias de culto.

Las fotos de Graciela Iturbide, y la televisión, también se subieron al carro.

El programa de Avándaro en TV Azteca “La verdad detrás del mito” es un monumento a la desinformación y el mal gusto.

Personajes en ese entonces, como Jaime Almeida, llegó a Avándaro, vio y se fue a nadar a la alberca de su hotel, mientras muchos andaban desnudos y echando desmadre.

Lo que contó Armándaro Molina de la iluminación del escenario, con un foco de 60 watts, es de risa loca, mientras que Luis de Llano recientemente ha afirmado que las cintas de Avándaro se quemaron en un almacén de Televisa, en Tijuana.

O sea que no estaban debajo de su cama, como cuenta el mito.

Finalmente, hay que agregar que habrá un desfile conmemorativo este año, por el Tianguis del Chopo, en varios contingentes: Los que sí fueron a Avándaro, los que fueron desmentidos por sus padres, que no los dejaron ir, los oportunistas que se han preparado coartadas convincentes, para decir que sí estuvieron ahí, y uno más, formado por los curiosos del sábado de ocasión de mezclilla y vinilos, muchos de los cuales no habían nacido cuando sucedió el evento.

La historia de este hecho contracultural se puede seguir en algunos libros a los que no les crece la nariz.

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