Según declaraciones a puerta cerrada, se afirma que, en su actual tour por la Unión americana los Tacvbos, que cobran aproximadamente por concierto un millón 800 mil pesos, se han tenido que fajar el pantalón y ajustarse a una cantidad más abajo, lo mismo que Caifanes, cuyo target ronda 2 millones 160 mil pesos.
Es, según los expertos en marketing, una medida para captar una mayor audiencia y que los boletos para ver a ambas bandas, no ahorquen al indefenso fan.
Tanto Caifanes y Tacvbos, que ahora sólo ofrecen “entrevistas” de cuates, no a periodistas, sino a “creadores de contenido”, no van a pregonar el arreglo que tuvieron para que todos los vean y no se sientan atracados en despoblado.
Aunque hay que decir que los del café tienen además montados algunos numeritos de baile, porque hacer el oso también cuesta, mientras que Caifanes no bailan ni en unos XV años.
Lo curioso es que ninguna de las dos agrupaciones ha sacado disco nuevo desde hace años, razón por las que están avasallados por cosas inexplicables y tendencias que se vuelven un misterio en redes, como el regional mexicano, la anarco cumbia, el trap latino, el reggaetón, El bukis trip, los corridos tumbados y la aparición entre muchas barbaridades sónicas, que se han apoderado de mallas digitales y plataformas, como Peso Pluma, que se ha autoproclamado como “superhéroe y salvador” de las causas nacionales perdidas, en cuanto a lo que se oye hoy en día.
La danza de los millones también alcanza al sobrevalorado, El Haragán (famoso por exigir catering en los hoyos fonkis en su época de pobretón), que ronda el millón 200 mil pesos y más, si los empresarios se dejan.
El Tri de Chela Lora se mantiene hermético y a veces ni el mismo Alex sabe lo que ganan; Molotov 500 mil, Tex Tex y Víctimas del Dr. Cerebro se llevan 30 mil por tocada, mientras el batallón skatoso no se baja de 35 mil.
Por su parte, el Grupo Firme no pone su rúbrica si no es por 3 millones, 185 mil 552 pesos o su equivalente en dólares, por eso pocos se los ofrecen.
Entre la casi veintena de ciudades americanas que ha recorrido el Doblete Tour de Caifanes y Tacvbos, hay algunas ciudades (principalmente las texanas de El Paso, Laredo y Dallas) que no se contentaron con tan sólo bailecitos tacubenses mareadores que, como chiste, están bien.
Pero de lo que se trata es de rock, cosa que tampoco cuadra en un estilo definido, que no tienen.
Por eso como que exageraron en el membrete de “dos leyendas” y lo que ofrecieron en un periodo de conciertos casi a diario, que acaban de culminar a punta de redova y taconazo popis.
Mientras tanto, no hay disco alguno de ninguno de los dos grupos en puerta, y sí mucho ruido en las marañas digitales de las redes sociales, en donde la generación de cristal pondera a cualquiera, y la fama que tienen momentáneamente apenas dura lo que un chicle en la boca.