Muchas han sido las muertes reseñadas en lo que queda de la añorada Nota Roja, pero muy pocos los asesinos que, de la sangre descrita en los periódicos, pasaron a la pantalla negra, para luego perpetuarse en el inconsciente colectivo con las historias que les dieron fama y fortuna.
Muchos de los asuntos célebres de muerte anunciada perpetrados por descerebrados no tuvieron vida fílmica perdurable y ya mero ni dejaron huella escrita. Sin embargo, otros se convirtieron en leyendas urbanas de los que aún hoy reclaman un lugar histórico en los anales del crimen fílmico y el noir cinema azteca.
Todavía llaman la atención los nombres y los apodos con que llegaron al celuloide: el más célebre, Gregorio Cárdenas “Goyo”, “El Estrangulador de Tacuba”, seguido por las legendarias hermanas González Valenzuela, “Las Poquianchis”, Adolfo de Jesús Contanzo, “El Padrino” de Matamoros o “El Narcosatánico” (con su socia, la sacerdotisa “Sara Aldrete”); Abdel Latif Sharif, “El Chacal de Ciudad Juárez”, José Luis Calva Zepeda, “El Caníbal de la Guerrero”, Juana Barraza Samperio, “La Mata Viejitas”, “El Pozolero”, “La Tamalera”, todos ellos cargando película a cuestas.
Hay muchos homicidas que en el nombre o mote llevan la penitencia y ni que a pasar de las muertes que perpetraron, nunca tuvieron película y mucho menos serie, aunque sus apodos daban para más: “Jack, el Mexicano”, “El Coqueto”, Daniel Arizmendi, “El Mochaorejas”, “El Descuartizador de Coacalco”, “El Chacal del Bordo de Xochiaca”, “El Viudo Negro”, Gumaro de Dios, “El Caníbal de Playa del Carmen”, “El Asesino Serial de La Merced”, “El Matachavitas”, “El Ninja de Iztapalapa”, “El Sádico”, “El Feminicida de Atizapán”, “La Matataxistas” y “Los Monstruos de Ecatepec”.
La revista "Alarma!", cumbre del amarillismo gráfico mexicano, semana a semana documentaba muchas atrocidades, homicidios dolosos, arteros crímenes y tenía números especiales dedicados a la farándula y el asesinato, en sangrientos colores. Hoy Mercado Libre, sigue haciendo su agosto con las casi increíbles historias que se destilaban en sus páginas, incluso hay documentales dedicados al quehacer periodístico de la revista, en el rubro de lo perversamente malvado.
También hay un contingente de investigadores de café malsano encabezados por los envenenadores de las malas conciencias: Ricardo Ham, José Luis Duran King, Rafael Aviña y otros siguen apretando cuellos para que se reconozcan más casos insólitos de la nota roja nacional y presionando para que la Cineteca Nacional le confiera el lugar que se merecen en el cine bizarro en torno a la criminalidad mexicana, con la que no comulgan santones como Alejandro Pelayo (enemigo jurado de El Santo) y su esbirro ejecutor de programación, el “ZZ Top”, Nelson Carro, para el que el cine es sólo Godard y San se acabó. Lo bueno es que parece que ya están contados sus días en la Cineteca.
Por cierto, ya está nombrada la nueva directora de la Cineteca Nacional, Marina Stavenhagen, profesional y conocedora aparte de guionista, escritora y directora, ganadora del premio Ariel por la cinta “De la Calle”, de Gerardo Tort.