El tres del presente murió en EU (San Diego, California) a los 98 años, el actor de cine mexicano Armando Silvestre, figura destacada de la época de oro y del fantástico nacional, que entró al panteón del culto gracias a las películas de Rafael Baledón sobre el personaje de La Sombra Vengadora: un justiciero científico enmascarado que nunca se subió al cuadrilátero para luchar.

Su batalla personal fue contra el mal encarnado por La Mano Negra, al que combatía desde su laboratorio con la ayuda de otros colegas. Nunca estuvo en el ring de la México Catedral, ni en el de la Coliseo de Perú 77. Su vistoso atuendo inspiró luego al Rayo de Jalisco a copiárselo. Algunos luchadores que usaron el nombre de La Sombra Vengadora vivieron literalmente a la sombra del personaje.

Cinematográfica e históricamente, en 1956 combatió a la temible hermandad de la Mano Negra, en locaciones del viejo DF y también se dio tiempo de subirse a una máquina del tiempo e irse al pasado revolucionario de mi general Francisco Villa.

Fue huésped de la lúgubre Hacienda de La Encarnación, sitio tétrico de referencia de varias películas mexicanas fantasmales. Armando Silvestre nunca hizo las tomas de riesgo en sus películas, estas recayeron en el experimentado luchador y guionista Fernando Oses, antagonista y guionista de muchas películas de El Santo.

También hay que aclarar que el personaje creado para el cine tuvo también una réplica de carne y hueso que se subía al ring de los costalazos en los 50. Su nombre: Rogelio de la Paz, muerto también a los 89 años de edad, que tuvo decendencia: La Sombra Vengadora Jr., la Sombra II y Mini Sombra Vengadora.

El investigador e historiador de cine mexicano, Rogelio Agrasánchez tiene un acervo de pósters y loby cards en donde sobresale el póster original de La Sombra, valuado en más de 60 mil pesos. El reparto que acompañaba a Armando Silvestre en la primera película estaba integrado por Alicia Caro, Carlos Martínez, Pedro D’Aguillón, Carlos Musquiz, Guillermo Hernández (El Lobo Negro), Rafael Banquells, Vicente Lara (Cacama), Guillermo Bravo Sosa (La Mano Negra), Sara Guasch y el que sería la verdadera Mano Negra en el cine, Rodolfo Landa, hermano del expresidente, Luis Echeverría.

La historia del personaje que se volvió de culto se le ocurrió a Ramón Obón y al director Rafael Baledón. Su relación con el revolucionario Francisco Villa se dio en dos películas: El secreto de Pancho Villa y El tesoro de Pancho Villa.

Entre la nostalgia de la buena que ofrece La Sombra, viene pietaje de filmación en el entrañable multifamiliar Juárez en la colonia Roma. Y en el cambio generacional de VHS al DVD, las películas de la Sombra que fueron copiadas de la televisión tuvieron su tercera vida. A ver si la Cineteca Nacional les hace un reconocimiento. Descanse en Paz, Armado Silvestre.

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