Cualquier músico no es; primero que nada, es un rockero mexicano periférico, último rupestre neto en una tierra en la que hay muy poca memoria musical, donde sacar un disco de forma independiente (aunque esta vez patrocinado de algún modo por Nacho Pineda, el mandamás en el incontenible Foro Alicia), es un viacrucis de cuidado.

Catana, negro de Veracruz conectado con movimientos alternativo-musicales en sus primeras piruetas vocales y muy coherente con la herencia rupestre, es uno de los proyectos mejor acabados de la Escuela Nacional de Música, de la UNAM.

Rafael ha deambulado por espacios culturales de culto; peñas, bares y donde su voz rasposa resuene, como en el palacio de Bellas Artes y el Teatro de la Ciudad, prestigiados foros, como El Tejedor y algunos lugares de provincia. Como a muchos otros, el Vive Latino le ha sido negado a su talento. Sin embargo, algunos de sus seguidores le son fieles a su inconfundible arte vocal y a su poesía urbana, que han pasado del disco físico a las plataformas donde, como en Spotify y Apple Music, están algunos de sus acetatos más representativos como La Rabia de los Locos, Terregal y Caballo.

Es más que un puntilloso conductor de Radio Educación, un profesional del rock, sonidos veracruzanos, trova y sones jarochos.

También ha buceado en las taquicardias eléctricas de varios rocanroles y ritmos norteños. Viste como Tin Tan con camisas que son una provocación y, la verdad, tiene más convicción que, por ejemplo, los choros de ¡Ya por favor! de Rocko Pachukote. Ni modo mi buen, pero no lo digo sólo yo, sino mucha gente.

A su discografía iniciada en el año de 1969 con Un gato de corazón púrpura, llega ahora su séptimo disco, esmeradamente diseñado, llamado Ruido en el corazón (Grabaxiones Alicia), presentando sus 13 rolas en la versión defeña del CBGB: El Alicia, acompañado de la Rooster Band (Luis Corro, Damián Martínez, Gustavo Beltrán y Miguel Gallo, musicazos que respaldan su aguardentosa y bukowskiana voz). Con algunos clips youtuberos subidos en las cada vez más locas redes sociales, Catana, de engañosa barba, se pinta solo y es un habitual del panorama cultural de la CDMX.

El doctor en rockología aplicada a casos musicales recuperados, David Cortés, que atiende en el hospital de Nexos, se preocupa muchos de la memoria del cantante.

Pero la de éste, que ha hecho Ruido (no nada más) en el Corazón, sino en otras generaciones (no en balde lo acompañaron en la elaboración del CD gente de La Barranca, Cabezas de Cera, El Zapotal y otros sonantes, más reminiscencias a Toncho y al que fuera Novio de México, Charlie Monttana.

Catana, valemadrista nato y humorista, pero del ala pensante, es todo un caso de la transición del rupestrismo, que no ha llegado a cuajar del todo. Ahí están las cintas de Rockdrigo, que nada más están esperando los permisos notariados de su hermana, Genoveva, dando el sí, para que Sony diga que se hagan las cajas con temas inéditos y que también vayan a parar a vinilos de color.

Pero mientras tanto, Catana tiene nuevo disco y eso hay que celebrarlo.

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