Escuché decir a Leonardo Valdés que, así como a mediados de los años setenta se inició una potente ola democratizadora en el mundo, hoy se vive una ola universal en sentido contrario. Es cierto. Y como México es parte del mundo, diría Wolfgang Perogrullo, no resultó extraño que el INE junto con muy diversas organizaciones multinacionales, fundaciones, órganos electorales (ONU, OEA, IDEA, NDI, IIDH, fundación Kofi Annan y más), organizaran una Cumbre Global de la Democracia Electoral. Porque sabemos o deberíamos saber que sin elecciones libres, confiables y equitativas no existe democracia. Se trataba de “analizar… los nuevos retos y riesgos que enfrentan hoy en día las democracias representativas”, para lo cual se realizaron primero foros regionales que desembocaron en la mencionada Cumbre.
Espero que las intervenciones y ponencias pronto puedan ser consultadas, pero mientras tanto la Cumbre dio a conocer un “Pronunciamiento por el Futuro de Nuestras Democracias”. Destaco solo 5 puntos: a) el reconocimiento de que agudos problemas han reblandecido la confianza en las instituciones democráticas, b) la tendencia a la concentración del poder y sus derivaciones, c) el acoso a las autoridades electorales, d) el impacto de la violencia y e) las campañas de desinformación.
A) No se trata de cerrar los ojos ni de reiterar solamente lo que es cierto: que la democracia es un régimen superior al resto “porque protege las libertades y los derechos individuales y colectivos”, sino de reconocer que problemas estructurales de larga data (digo yo: la desigualdad, la pobreza, la violencia, la corrupción y súmele usted) han restado apoyo a las democracias y son tierra fértil para la emergencia de liderazgos políticos autoritarios.
B) La concentración del poder “tiene como efecto perverso la reducción o supresión de espacios necesarios para un debate público crítico e informado y para el pleno ejercicio de derechos y libertades… (y) auspicia intentos de control o captura de instituciones autónomas indispensables para la efectiva vigilancia del quehacer estatal”.
C) Resulta crucial preservar y fortalecer la independencia e imparcialidad de los organismos electorales, porque son públicos y notorios los intentos por alinearlos a la voluntad gubernamental. Se trata de una condición necesaria para que los comicios sean auténticos y atentar contra ellos es quebrantar las posibilidades de la reproducción democrática.
D) “La violencia… se cierne como una amenaza a la democracia y, en algunas regiones, la presencia del crimen organizado se convierte en un factor disruptivo que atenta contra las libertades ciudadanas y el ejercicio libre de los derechos políticos. Es urgente hacer un frente común ante este desafío”.
E) La espiral creciente de noticias falsas “tienen un enorme potencial disruptivo” porque “erosiona” uno de los pilares de la “convivencia democrática”. Al construir una nube de mentiras empaña la vida en común. Y dado que es imprescindible preservar las libertades de expresión e información se requieren estrategias “preventivas y proactivas” para desmontarlas.
He tomado solo una porción del documento porque esos temas se encuentran entre nosotros. No son asuntos ajenos y lejanos sino por el contrario, están modelando la vida política hoy y sus repercusiones pueden ser devastadoras para la conservación y robustecimiento de un marco institucional que permita y fomente que la pluralidad pueda expresarse y convivir.
Profesor de la UNAM
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