Apenas concluida la jornada electoral del pasado domingo, previo al conteo rápido de votos, aparecieron en pantallas televisivas los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, cercanos colaboradores de campaña y un grupo de Xochilovers gritando al unísono ¡presidenta, presidenta!, cuando desde el escenario Xóchitl Gálvez proclamaba: “Está claro que ya ganamos”. Igualmente, Santiago Taboada con sonrisa que no le cabía en el rostro, festejó su triunfo en la CDMX, por 5 puntos de ventaja, llegando el cambio luego de 27 años de gobiernos de izquierda.

De entrada, es irresponsable salir a proclamar triunfos pírricos que irremediablemente habrán de caer por su propio peso en unas cuantas horas, para luego tener que hacer el ridículo desdiciéndose, echando la culpa a las encuestas. El INE debería impedir tajantemente estos prematuros shows que confunden a la opinión pública.  Dicho y hecho, al paso de las horas, Guadalupe Taddei del INE anunció el abrumador triunfo de Claudia Sheinbaum y de Clara Brugada. ¿Cómo? ¿Nos mintieron? ¿Perdieron? ¿Y por paliza? ¿Su proclama fue una farsa? Irresponsables.

Y para rematar, Claudia Sheinbaum en su mensaje de aceptación mencionó haber ya recibido el reconocimiento de su victoria por parte de Xóchitl Gálvez. Vaya sorpresa, ¿la candidata que hace un rato se proclamó ganadora de los comicios presidenciales, tan fácil, tan rauda y tan dócil se bajó del caballo sin respingar, con apenas el conteo del 14% de los sufragios, sin antes dar la cara a los millones que la siguieron y la apoyaron con su voto? Cayó mal la deserción de Xóchitl en boca de Claudia.  Ah, pero eso sí, Xóchitl ya anunció que impugnará, solicitando el recuento del 80% de las casillas, accediendo el INE a recontar 67% de las mismas. Creo que ante la contundente derrota por más del doble de votos, de muy poco servirá patalear, ¿o cree Xóchitl que los resultados serán reversibles con el reconteo de sufragios? En todo caso, adicionalmente habría que examinar el Centro de Cómputo.  En cuanto a las tantas y onerosas encuestas, un rotundo ¡basta!, trajes a la medida con predicciones distantes, para que al final se justifiquen los encuestadores con un ¡me equivoqué!  El madrazo -¿alguna palabra más apropiada?- resultó tan abrumador que no resulta descabellado pensar en un fraude cibernético o la aplicación de la inteligencia artificial. Toda especulación desvanece ante la carencia de pruebas tangibles. Sin duda, existe el crimen perfecto.

Claudia será presidenta. Su tono se ha tornado suave, terso, ha tranquilizado a los mercados anunciando la permanencia del actual secretario de Hacienda y ha designado a Juan Ramón de la Fuente como coordinador del periodo de transición, buenos augurios. Me atrevo a sugerirle a nuestra próxima presidenta que no tenga adversarios, que sí seamos iguales, que gobierne para todos los mexicanos, que no nos polarice entre los de arriba y los de abajo, los machuchones y el pueblo, los conservadores corruptos y rapaces y los transformadores de la 4T, que no denueste a los medios de comunicación llamándoles de manipulación, que no ataque a periodistas e intelectuales, resumidamente, que nos concilie y no nos enfrente.

¿Podrá Claudia honrar la democracia dirigiendo un gobierno con mínimos contrapesos?

Analista

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