Horas antes del anuncio formal por parte del PRI, PAN y PRD y algunas organizaciones de la sociedad civil —en su legítimo derecho— del método por el que definirán quién encabezará el llamado Frente Amplio por México, para luego convertirse en candidato presidencial de la oposición, el presidente López Obrador arremetió contra dicho método calificándolo de una “simulación”, enfatizando que él mismo en un par de días podría adelantar quién será el elegido del bloque conservador. AMLO aseguró que quién decidirá en la cúpula al candidato será Claudio X. González —hijo de quien, según el presidente, encabezó el fraude electoral de 2006 en contra suya— dirigente de la élite de los poderes económico y político que gobernaron en el pasado en beneficio de una minoría, porque lo que quieren es seguir robando, continuar con la misma política clasista, racista, discriminatoria, seguir saqueando, ignorando, humillando al pueblo, porque ni modo que le tengan amor al pueblo. Ese es el que va a decidir, lo demás es pura faramalla, arriba se pone de acuerdo la oligarquía corrupta, saqueadora, para regresar por sus fueros. No tienen programa, lo que quieren es seguir robando porque no tienen llenadera. Definirán al candidato preguntándole a Salinas de Gortari, a Fox y a Calderón, a sectores empresariales y hasta a los intelectuales orgánicos.
Los epítetos vertidos por el señor presidente de todos los mexicanos son recurrentes cuando se refiere a sus adversarios —si no los tenía, los propicia—, eso sí, dejando en claro que su fuerte no es la venganza. Llama la atención que López Obrador la agarre contra opositores —en todo caso de Morena— cuyo natural cometido es explorar los métodos de selección de sus mejores prospectos en vista de las próximas elecciones. No es aceptable que el Ejecutivo se refiera a “nuestro movimiento”, su único movimiento es “México”. El INE habría de acotar los cometarios mañaneros de López Obrador denostando a la oposición y ensalzando los méritos de sus “hermanos” en campaña que no es campaña.
En referencia al Frente Amplio por México, tal como he insistido en cada oportunidad, queda acéfalo el sitio que le debería corresponder a Movimiento Ciudadano. Comprendo que existen diferencias que parecen insalvables de MC sobre todo con el PRI, pero es preferible afrontarlas y solucionarlas que sacrificar a un propio candidato. Presentar más de un candidato de oposición es entregar el triunfo a Morena. Para encabezar el Frente Amplio existen varios competitivos prospectos, sin embargo, de último momento surgió la posibilidad de la participación de una figura que significaría darle a Morena “agua de su propio chocolate”, Xóchitl Gálvez, quien se perfilaba para competir por la CDMX, pero lo pensó, lo repensó y se decidió a ir por la grande. Xóchitl, mujer indígena de un poblado de Hidalgo, de campesina a ingeniera, sencilla, capaz, desenfadada y franca en su coloquial lenguaje, empresaria, emprendedora, genuina, audaz, apasionada, se transporta en bicicleta, sorprendente propuesta para un país harto de simulaciones, mentiras y más de lo mismo. ¿El o la candidata de Morena podría reclamarle a Xóchitl ser fifí? López Obrador le cerró la puerta de Palacio Nacional, el pueblo podría abrírsela.