La férrea determinación con la que el presidente López Obrador se aplica para imponer su personal visión suele ser inamovible, ningún argumento en contra le amerita rectificar. Dos controvertidos episodios actuales contraponen a la opinión pública en relación a la postura presidencial: La actitud de México en voz de su primer mandatario con respecto al asilo ofrecido al depuesto presidente de Perú, Pedro Castillo, y el Plan B, sacado de la manga tras el rechazo a la iniciativa del Ejecutivo de reforma constitucional al INE.

Pedro Castillo , frágil presidente de Perú, intentó un autogolpe de Estado que culminó con su propia destitución por parte del Congreso “po r incapacidad moral” y luego detenido por “rebelió n”. Durante el zipizape, AMLO ordenó a la Cancillería mexicana que se abrieran las puertas de nuestra embajada en Lima para asilar al depuesto Castillo.

El presidente mexicano intervino acusando a las élites económicas y políticas de hostilizar y acosar a Pedro Castillo desde que asumió su cargo. “Detrás de la destitución de Castillo hay conservadores que nunca lo aceptaron como presidente. ¿Quién apoya esto? Vargas Llosa y políticos o intelectuales orgánicos del conservadurismo…no es posible que los de arriba, la cúpula, no escuchen el mandato popular, entonces para que es la democracia… No, no, estamos opinando, nada más, allá van a resolver ellos, pero si es violatorio lo que se está haciendo de la democracia, porque si lo eligió el pueblo, ¿por qué lo van a quitar?”. O sea, AMLO no interviene, nada más opina. Pues precisamente de eso se trata la No Intervención y la Autodeterminación, de no opinar en asuntos internos de otros países.

En cuanto a la reforma electoral, AMLO se impuso con el cuestionado plan B, para que no le digan que el INE no se toca. La sumisa mayoría de la cámara de Senadores aprobó dicha iniciativa con 69 votos a favor y 53 en contra.

Obviamente la Cámara de Diputados, rauda y veloz, discutirá y aprobará el paquete de leyes proveniente del Senado. Los votos del Senado se alcanzaron con el interesado apoyo de los chaqueteros partidos bisagra, PVEM con 6 votos y PT con 5 votos. A cambio, ambos partidos podrán mantener sus registros aun sin alcanzar 3% de la votación, mediante la transferencia de votos de otros partidos. Las leyes aprobadas menguarán el funcionamiento del INE, eliminando 84.5% de plazas laborales y la estructura subdelegacional, cancelando el Servicio Profesional Electoral, desapareciendo las 300 juntas distritales, fusionando al INE con los organismos públicos locales -Oples-, entre otros ajustes. Inoportunamente se aprueba dicho paquete de leyes, en vísperas de una elección presidencial, beneficiando al mayoritario Morena.

Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, consciente de las consecuencias a las que habrá de enfrentarse, votó en contra del plan B de la reforma electoral: “Afirmo y sostengo que algunas de las normas que pudieran aprobarse esta noche pueden alejarse de los principios constitucionales… Lo único que quiero es que se respete la Constitución”.

Me manifiesto contrario a la intromisión de México en asuntos internos de otros países, a la vez me muestro contrario al plan B que mutilará al INE. ¿Soy conservador?

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS