El presente régimen transformador sustituyó el Seguro Popular -por no ser seguro ni ser popular-, con 54 millones de beneficiados, por el Instituto de Salud para el Bienestar -Insabi- con la encomienda de proporcionar servicios de salud a todos aquellos que no contaran con algún seguro, un sistema de salud que garantizara atención médica de calidad, proporcionando medicamentos gratuitos a todos los mexicanos sin seguridad social. En vista del éxito obtenido, tres años después, el Insabi tuvo que ser absorbido por el Servicio de Salud del IMSS para el Bienestar -IMSS-Bienestar-.
En cada oportunidad el presidente López Obrador se ha lamentado del quebrantado sistema de salud heredado de pasadas administraciones, con hospitales y clínicas abandonadas, carencia de médicos y medicamentos, cuya distribución era controlada por una decena de abusivos y corruptos proveedores que controlaban el abastecimiento de fármacos en toda la República, que en vez de servir a los demás, se servían a si mismos. Resultado de tomar decisiones sobre las rodillas, basados más en ocurrencias y latidas que en estudios de factibilidad, la presente administración de AMLO, comprometida -y “los compromisos se cumplen”- a dejar un sistema de salud como -incluso mejor- que el de Dinamarca, habrá de legar un endeble sector Salud que canceló un Seguro Popular que funcionaba razonablemente, sin lograr sustituirlo por un proyecto más eficaz. Hemos de agregar el muy cuestionado manejo de la pandemia de Covid-19 que causaron en el país más de 770 mil defunciones, quinto lugar mundial en mortalidad. Qué cinismo, alardear del buen manejo contra la pandemia, a cargo del desprestigiado doctor López Gatel. Añadamos que en México se redujo la esperanza de vida a niveles de 1991, situación no ocurrida en un siglo.
Mención especial merece la mega ocurrencia de crear una mega farmaciotota dotada de todos los medicamentos habidos en el mercado, abastecedora de cualquier requerimiento en cualquier punto del territorio nacional en un lapso máximo de 48 horas -si es que el paciente puede esperar- con lo que “habrá de resolverse de manera definitiva el desabasto de medicamentos en el país”. Es así como en Huehuetoca se instaló la mega farmaciotota de “clase mundial”, en 5 mil 200 metros cuadrados techados, con costo total de 2 mil 700 millones de pesos, contando con un centro de atención telefónica al cual el paciente o sus familiares habrán de comunicarse y solicitar directamente -sin intermediarios- el fármaco, se proporcionará el nombre completo, el folio de la receta, el CURP, números de contacto celular y fijo y correo electrónico, para que a continuación los empleados ubiquen el fármaco en un máximo de tres horas y verifiquen la vigencia de la receta emitida por el médico del sector Salud -IMSS, ISSSTE o IMSS Bienestar. ¡Ven que fácil!
Un triunfal AMLO ratificó su compromiso de dejar un sistema de Salud ya no sólo mejor que el de Dinamarca, “sino el mejor del mundo. Ya creamos una megafarmacia para que, si en un pueblo de Zacatecas no hay un medicamento, en menos de 48 horas llega. Dicen que no voy a poder, sigo manteniendo el compromiso y acepto el desafío, me canso ganso que vamos a ganar”.
Ora sí, ya la hicimos.