Y el ganador indiscutible de las encuestas –públicas e inobjetables- el más capaz, preparado, conocido y reconocido, el preferido por las mayorías es Omar García Harfuch, quien se impuso por más de 14 puntos a su más cercana contendiente, Clara Brugada. Y por lo tanto, anunciamos que la próxima candidata de Morena a la jefatura de la Ciudad de México es…Clara Brugada.

Sucede que, en virtud de la igualdad de género, le toca en turno a una mujer contender por la CDMX, entonces, para que tanto ruido, hubieran puesto a competir a puras mujeres. La capacidad y la aptitud no le hacen, lo importante es que la aspirante sea una mujer. Pregunto: ¿Acaso no se debe elegir al mejor, al idóneo para el puesto, al que lo merece, al que tenga más posibilidad de imponerse, sin afectar que sea hombre o mujer? Increible, quien tiene méritos es desplazado porque le toca a una mujer, no le aunque que haya perdido en las famosas encuestas. Eso de “que gane el mejor” lo dejamos para el anecdotario.

Asimismo, la exjefa de gobierno Claudia Sheinbaum, quien se impuso en “irrebatibles” encuestas por la candidatura de Morena a la presidencia del país, fue impugnada por su airado camarada Marcelo Ebrard, inconforme por las evidentes trampas cometidas durante el proceso de selección. Ebrard por semanas mantuvo en ascuas a todo el vecindario, ¿doblará a Morena? ¿se la jugará con Movimiento Ciudadano? ¿competirá independiente? ¿renunciará al movimiento?, hasta finalmente disipar las expectativas. El titubeo de Marcelo le pudo -le puede- hacer perder el equilibrio. Llegó el veredicto: Me quedo en Morena. Marcelo explicó haber sostenido dos reuniones con Claudia Sheinbaum - las ha de haber tenido simultáneamente con Dante Delgado- que derivaron en un acuerdo político aceptando sancionar irregularidades en el proceso interno, además de reconocer al grupo de Marcelo como segunda fuerza y ser tratados como tal. O sea, Marcelo le dio la vuelta a la tortilla -¿le hicieron manita de puerco?-, tácitamente se cuadra ante la ungida Claudia destapándose él como candidato, pero para 2030 -¿será posible sobrevivir seis años en su carácter de candidato pisándole los callos a la presidenta?-, además ¿por qué ventilar privados acuerdos con Claudia en lo oscurito? Por supuesto Claudia reaccionó aclarando que Morena representa una sola fuerza, que bien que Marcelo aceptó quedarse, pero la afiliación es individual, no hay cupo para corrientes partidarias que tanto dañaron a la izquierda. Obviamente, el presidente de todos los mexicanos celebró la decisión de Marcelo: “Su determinación representa unidad y madurez, además que redundará en el movimiento de transformación”. Creemos que difícilmente Ebrard se sometería a la autoridad de Claudia y eso de encabezar una segunda fuerza en Morena, sería una incómoda cuña para la primera fuerza.

Primera conclusión: La inclusión de Omar García Harfuch para la candidatura de la CDMX seguramente provino del visto bueno presidencial a solicitud de la presunta titular del bastón de mando.

Segunda conclusión: Marcelo Ebrard en todo momento se sintió el delfín del inquilino de Palacio Nacional, por algo será.

Principalmente en política, nada es hasta que es.

Analista

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