Ante la inminente culminación del histórico sexenio transformador de la vida pública nacional, la actitud presidencial denota la satisfacción del deber cumplido, al haber materializado, entre otros logros, gran parte de los 100 compromisos contraídos, legando un México transformado, distinguido por una economía en franco crecimiento y mejor distribuida, una inversión extranjera récord, una mayor inversión pública, una perspectiva de desarrollo turístico nunca visto, el mejor aeropuerto de Latinoamérica, más y mejores refinerías, un Tren Maya que recorrerá y revitalizará el sureste y otro que transitará por el Istmo, más empleos, becas a estudiantes, pensiones a los mayores, comunidades sustentables beneficiadas por el programa Sembrando Vidas, entre otras acciones. Además, se recibirán 60 mil millones de dólares este 2022 por parte de migrantes a sus familiares. Agreguemos la factibilidad de una nueva línea aérea comercial perteneciente a las Fuerzas Armadas con diez aeronaves, incluyendo el invendible avión presidencial.

Considerable parte del matutino mensaje presidencial —951 mañaneras— lo destina el Ejecutivo a denostar a sus adversarios conservadores y corruptos, clasistas y racistas, reverendos hipócritas, llenos de coraje y odio, molestos porque los nacos y la chusma llegaron al poder, enojados porque se lleva a cabo la Transformación, defensores de causas distintas a las del pueblo sin comprender que estamos viviendo un momento estelar en la historia de México, piensan que son superiores porque llegan a maestría ignorando que eso no es cultura, solo es educación, hacendados porfiristas moralmente derrotados que requieren serenarse, desconocedores de lo dicho por Juárez: “El triunfo de la reacción es moralmente Imposible”. AMLO: “Lo nuestro es una revolución de las conciencias que ha calado profundo en millones de mexicanos comprometidos y participando”.

Pregunto: ¿Estos adversarios a los que alude el Presidente, son quienes acuden a Palacio Nacional cuando son convocados, se estrechan la mano, firman acuerdos, establecen compromisos, reparten sonrisas y posan para la foto? ¿Acaso AMLO no es el Presidente de todos los mexicanos, incluyendo a los llamados adversarios? El líder de algún partido o determinado candidato, pueden despotricar contra adversarios u opositores, al Presidente no le corresponde —además de que es impropio— injuriar a gobernados que no lo apoyan.

Sin afán de contradecir el optimismo presidencial, recurro a otros datos, a los reales, en los que la Cepal anticipa que para 2022 el número de pobres en México aumentarán entre 1.6 y 2.5 millones de personas y en que la OCDE nos pronostica para el presente año un crecimiento de 1.9% del PIB y para el próximo 2023 Banxico estima en un cálculo inicial —usualmente va disminuyendo— un crecimiento de apenas 1.6% del PIB. México aún no rebota del decrecimiento del 2020 —año de la pandemia— superior al 8%, lo que nos permite predecir que el crecimiento país a 2024 se ubicará en términos similares a los que estuvo en 2018. De acuerdo al Inegi, México debe de superar tasas del 2021 promedió 3.3% del PIB.

Apenas ayer en el espacio de la mañanera, el Presidente de la República exhibió públicamente con sarcasmo el nombre de 42 opositores, posibles aspirantes a sucederlo. ¿Le corresponde?

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Analista político

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