De los contendientes lanzados por Morena en busca de la candidatura por la presidencia de la República, en la ya iniciada precampaña anticipada, para taparle el ojo al macho y cumplir con los tiempos electorales, quién resulte vencedor será el “Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”- igual podría ser el “Operador de la Ruta Escarpada de la Cuarta Transformación”- para en su momento -ahora sí- ser ungido como candidato presidencial.

Seguramente, al igual que usted, he cavilado sobre el más meritorio de los aspirantes, valorando seriamente los méritos de Marcelo Ebrard. Pero -siempre hay un pero- el primer día de campaña, el excanciller sorprendió de tal manera, que en un instante borró la percepción de un posible presidente con autonomía, emancipado y comprometido con su propio momento histórico.

De entre los principales lineamientos para la presente contienda, destaca la rigurosa abstención por parte de los participantes de solicitar el voto o el presentar propuestas de campaña durante el proceso interno mencionado. Marcelo Ebrard para abrir boca, se dirigió a sus simpatizantes: “Quiero proponer y así lo haremos de resultar favorecidos en la encuesta y posteriormente en el 24, formar la Secretaría de la Cuarta Transformación”. La intención, explicó, es construir sobre el legado que dejará López Obrador, debiendo consolidar y potenciar la refinería de Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo, además de promover y expandir los programas sociales emprendidos, avanzar sobre un sistema universal de salud y fortalecer la Guardia Nacional. “He pensado en su caso, ya eso será más adelante, invitaría yo a un joven muy destacado, brillante, que es Andrés Manuel López Beltrán, para dirigir esta secretaría”. Además de la extemporaneidad y la premura para ofrecer cargos en su ilusorio gabinete, Marcelo se mostró zalamero, lisonjero, adulador con el señor del dedito, muy distinto al Marcelo que muchos creímos conocer. Y por si no fuera suficiente, al día siguiente Ebrard acudió a un mitin en Ecatepec, flanqueado por el desprestigiado Pío López Obrador, quién lo recomendó con los presentes: “Él garantiza la continuidad”. Allí Marcelo ofreció construir un acuaférico para solucionar el problema de agua, incluyendo la zona oriente. Pregunto: Si la presente contienda -y no precampaña electoral- es para definir al Coordinador de los Comités bla-bla-bla, ¿por qué hacer promesas de gobierno, por qué ofrecer puestos de gabinete? Obviamente, el joven López Beltrán declinó la disparatada invitación de Ebrard.

Los corcholatos se enfrentan a una misión imposible, disertar a lo largo de 70 días ante disímbolos auditorios, tratando de convencerlos, de ser el candidato idóneo para presidir México, pero sin poder mencionarlo, concretándose a insistir en su ansiado anhelo de convertirse en el Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, sin poder ofrecer puentes, ni carreteras, ni presas, ni acabar con la pobreza, ni exterminar la violencia, y ni se diga, abatir la corrupción. Va a ser harto difícil que los participantes en esta “fraternal” contienda no anticipen planes, reflexiones e ideas a ejecutar, no ofrezcan, no se contrapongan, no se aludan y no se raspen entre sí.

Y todo por no llamar a las cosas por su nombre: Precampaña.

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