El gobernante absolutista posee la plena convicción de saber lo que conviene a sus gobernados, aunque en ocasiones los métodos para conseguir llegar a ese presunto estado de bienestar no sean los más ortodoxos.
En la “noche negra” del pasado viernes, los senadores de Morena, en el patio del viejo Senado de Xicoténcatl, pitorreándose de las formas, evadiendo requisitos legales, maniobrando para alcanzar un supuesto quórum, aprobaron 20 iniciativas de ley del Ejecutivo procedentes de la Cámara de Diputados, con un lapso récord de 10 minutos entre cada una de ellas. Previo a este simulacro senatorial, la mayoría legislativa de Morena, incluidas las consabidas corcholatas además de la inesperada presencia del excluido por dos años Ricardo Monreal, fueron recibidos por hora y media en Palacio Nacional por el presidente López Obrador, quién les infundió ánimo, vaticinando los buenos resultados que el oficialismo obtendrá el próximo 2024 siempre y cuando permanezca la unidad entre ellos, sin rupturas. Ya en su reaparición del mismo viernes en la mañanera AMLO le había tirado línea a los de Morena con respecto al Inai: “Que reformen esa institución, mejor dicho, que la desaparezcan y que esa función se la encarguen a la Auditoría Superior de la Federación”. ¿Cómo ve usted, agudo lector, la separación de poderes? Por lo pronto los grupos opositores del Senado se disponen a presentar 12 acciones de inconstitucionalidad contra los dictámenes aprobados.
Entre las reformas admitidas por el Congreso, cuatro le conceden más beneficios al Ejército, destacando la propiedad de su propia aerolínea —Mexicana de Aviación—, en un nuevo fideicomiso a favor del Ejército se le otorgará 80% del pago de los turistas extranjeros para entrar al país —20 mil millones de pesos anuales—, además de asignar por tiempo indefinido el Tren Maya al Ejército. A las fuerzas armadas se les ha adjudicado tal poder a lo largo de la presente administración, fuera de su tradicional ámbito de acción, que difícilmente podría ser revertido por un próximo gobierno. Lo caído, caído.
Pregunto: ¿Qué tienen que hacer la Sedena y la Marina en la junta de gobierno del Conahcyt —el reemplazo del Conacyt— donde no serán incluidos organismos científicos y sociales, ni tampoco científicos de universidades privadas de los programas de apoyo a la investigación?
En efecto, el presidente López Obrador se conduce como maestro de ceremonias sexenal, convencido de su verdad, la única, interviniendo en resoluciones propias de los poderes Legislativo y Judicial, así como de los organismos públicos autónomos. Es así que se han extinguido más de una centena de fideicomisos, se ha metido mano en el Conacyt, se ha violentado al INE y se pretende desaparecer al Inai. Sin embargo, la Suprema corte de Justicia se cuece aparte, se trata de la máxima autoridad jurisdiccional del país, cabeza del Poder Judicial de la Federación, responsable de resolver las controversias primordiales, institución clave para el funcionamiento del gobierno y de las instituciones democráticas. En adelante la SCJN estará atiborrada por impugnaciones provenientes de la oposición, causadas por la pretensión del partido mayoritario de imponer leyes a su conveniencia. Como nunca antes, el profesionalismo y honestidad intelectual de los ministros de la SCJN es imperiosa.
Analista político