Inexorablemente se aproxima la presentación del o de los elegidos por la oposición para enfrentar a la corcholata vencedora por la presidencia de la República el próximo 2024. Al igual que en 2018 no ha fluido —hasta ahora— un carismático candidato natural que aglutine la preferencia ciudadana. En días pasados la plataforma Unid@s —léase Claudio X. González— organizo el foro Una Política Económica en Gobierno de Coalición, en el cual 13 distintos aspirantes, políticos e integrantes de la sociedad civil, -dice AMLO que son como 100- presentaron propuestas sobre seguridad y economía, destacando el fortalecimiento de las policías y el retorno del carácter civil de la Guardia Nacional.

En dicho foro participaron Santiago Creel, Lilly Téllez, Beatriz Paredes, Miguel Ángel Mancera, Enrique de la Madrid, Gustavo de Hoyos, Claudia Ruiz Massieu, Demetrio Sodi, Silvano Aureoles, José Ángel Gurría, Juan Carlos Romero Hicks, Francisco García Cabeza de Vaca e Ildefonso Guajardo, —incluyamos a Mauricio Vila— casi todos tomados de la mano gritando ¡Unidad, unidad! Sin afán de demeritar las distintas capacidades de los presentes, hoy destacaré el historial de José Ángel Gurría, economista y político de 72 años, políglota -6 idiomas-, miembro del PRI, director de Nacional Financiera y del Banco Nacional de Comercio Exterior, secretario de Relaciones Exteriores y secretario de Hacienda, luego Secretario General por 15 años de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-. En su intervención en el foro, Gurría sostuvo que el próximo gobierno habrá de dedicarse de tiempo completo a reconstruir la economía, lo social, el medio ambiente, los jóvenes, mujeres, empresarios, instituciones, la confianza, para luego poder ofrecer esperanzas y mayor nivel de bienestar, por lo que se debe instaurar un régimen de coalición que permita escuchar distintas voces, en el que no se despilfarren los recursos en caprichos y ocurrencias. Creo que Gurría sería mejor presidente que candidato.

Sin excepción, el acuerdo unánime de la sociedad civil activa asistente al foro referido, es que el único modo de imponerse a Morena es en coalición, todos, pero todos, unidos. No obstante, Movimiento Ciudadano se ha mantenido al margen, sin definirse. Que quede claro, si MC no le entra a la coalición y peor, si decide lanzar un candidato propio, la corcholata Morena se instalará en Palacio Nacional.

Otra advertencia: No otorgar poder absoluto al presidente, votar para diputados y senadores por un partido distinto, no poner la iglesia en manos de Lutero. La oposición legislativa limita los excesos y ocurrencias de un Ejecutivo prendido al poder. Tomemos como ejemplo el vaticinio de AMLO anticipando que como seguramente sucederá, su partido transformador se impondrá en las elecciones federales del 2 junio 2024, tanto el Ejecutivo como mayoría absoluta legislativa, permitiéndole cerrar su gestión con broche de oro, enviando al Congreso el 1 de septiembre la iniciativa de Ley para que la Guardia Nacional, ahora sí, pase formalmente a ser parte de la Secretaría de la Defensa Nacional y así, poderse ir satisfecho a su rancho, justo un mes después, el 1 de octubre.

Todo llega, quedan abiertas las cartas de la próxima sucesión presidencial. Nunca como ahora, la unión hace la fuerza.

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