En el marco de la visita del presidente cubano Miguel Díaz Canel a Campeche, donde fue condecorado por el presidente de México con la máxima presea del Águila Azteca, por la “promoción de los lazos económicos, comerciales y culturales entre ambos países”, el canciller Marcelo Ebrard, aprovechando la coyuntura de que varias naciones de Latinoamérica confluyen en posiciones sociales de avanzada, perteneciendo a la misma corriente, con un pensamiento similar, anunció la convocatoria conjunta con Cuba para celebrar una Cumbre de Países Latinoamericanos Progresistas en la que se abordarían problemáticas que aquejan a la región y a las comunidades. En la reunión se acordó que Cuba ampliará el envío de médicos y especialistas a nuestro país, además de suministrar balasto -piedra de granito- para la construcción del Tren Maya. A su vez, México apuntalará el sistema eléctrico cubano. Ofrecimiento de Andrés Manuel López Obrador: “México va a encabezar un movimiento más activo para que nos unamos todos los países y se defienda la independencia y la soberanía de Cuba y nada, nada de darle trato de país terrorista o ponerlos en la lista negra de supuestos terroristas”.
Somos muchos quienes vemos a Cuba como una dictadura, un régimen represor y autoritario cuya Revolución ha sido convertida en un mito, sin respeto a los derechos humanos, con miles de presos políticos de conciencia, sin pluralidad partidista ni elecciones democráticas libres y justas, con únicamente tres gobiernos en 62 años, Fidel y Raúl Castro y Díaz Canel, designado, no electo.
Semana intensa para Marcelo Ebrard en tiempos en que las corcholatas deben procurar no hacer olas. Sucede que en recién entrevista de León Krauze en el podcast de Univisión a la exembajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, que renunció a su cargo en febrero de 2021, ésta confirmó las revelaciones hechas por Mike Pompeo -exsecretario de Estado de Trump- en el sentido que Ebrard aceptó el acuerdo que daría lugar al programa Quédate en México, convirtiendo a México en tercer país seguro de migrantes, solicitándole a Pompeo mantener dicho acuerdo en secreto. Ebrard, sin ocultar su molestia, se sinceró, arremetiendo contra la señora Bárcena señalándola de rencorosa, obsesiva e ingrata, dedicada a calumniarlo en todos lados donde le ha sido posible, “es un rencor obsesivo diría yo, pero déjame irme a su gran objetivo, no es la verdad, es ver cómo me hace daño todos los días…nunca le tuve confianza a ella por eso, y qué bueno que no se la tuve”. Aclaró Ebrard que el cometido principal que tenía era lograr que México no tuviese que firmar el tercer país seguro y al mismo tiempo no tener aranceles. “¿Qué se logró al final de esto? No tuvimos los aranceles y no tuvimos el tercer país seguro”.
Como corolario, el infaltable punto de vista de López Obrador al respecto, remitiendo a su otrora eficiente colaboradora al bloque de los conservadores, sitio que alberga a un sector del servicio exterior mexicano.
Epílogo a cargo de Martha Bárcena: “Marcelo, tus mentiras, tergiversaciones y misoginia no tienen límite”.
Pocas oportunidades tenemos los de a pie de enterarnos de lo que ocurre tras bastidores.