Crónica de un fraude anunciado. Luego de cerrarle las puertas a varios aspirantes presidenciales, princip almente a la favorita María Corina Machado, el inefable Nicolás Maduro se erigió ganador de la contienda, respaldado en un supuesto conteo de 80% de votos, sin ofrecer prueba alguna, en contra de las pruebas recabadas por la oposición, declarándose ganador de las elecciones por 51.2%, contra 44% de Edmundo González Urrutia, candidato identificado con María Corina Machado. Con inusitada celeridad, la noche misma de los comicios, el Consejo Nacional Electoral declaró el triunfo electoral de Nicolás Maduro. Por su parte, la oposición afirma tener 84% de las actas electorales en su poder, asegurando que Edmundo González Urrutia obtuvo 67% contra 30% de Nicolás Maduro.
Nicolás Maduro clama por continuar gobernando Venezuela, pareciera que lo ha hecho tan bien que merece continuar con sus exitosos programas de gobierno. Realmente Maduro ha sumido a Venezuela en una profunda crisis política, económica y humanitaria. La inflación esperada para 2024, según el FMI, es del 230%, el alto desempleo es consecuencia de la contracción económica y falta de inversión. Según el índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia, Venezuela ocupa el sitio 177 entre 180 países. Aproximadamente 7.7 millones de venezolanos han emigrado desde 2015 en busca de mejores condiciones de vida. Maduro: “Soy un guerrero celestial”.
En protesta, siete países latinoamericanos retiraron a sus embajadores de Venezuela, aplicándose la correspondiente ley del talión: Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Perú. Los 17 observadores electorales del Centro Carter señalaron que los comicios no fueron democráticos, al incumplir con los estándares internacionales de integridad electoral, hubo una falta total de transparencia del Consejo Nacional Electoral. La Organización de Estados Americanos - México es miembro fundador desde 1948- desconoció los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral que proclamó el triunfo de Maduro, convocando a una reunión urgente, a la cual México no asistió porque López Obrador considera que dicho organismo es parcial. En dicha reunión no se alcanzaron los votos necesarios para exigir transparencia al gobierno de Venezuela sobre las elecciones. El Parlamento y la Unión Europea, además del Grupo de los 7, se manifestaron por la pronta revisión de votos. El vocero para el hemisferio occidental de Estados Unidos declaró que González Urrutia se impuso a Maduro por 67 a 30% de votos.
Al grito de ¡Libertad! ¡Libertad! y bajo la consigna de no represión, miles de opositores simpatizantes de González Urrutia —realmente de María Corina— se manifestaron en las calles, entremezclándose con los esbirros del gobierno, dejando al menos 12 civiles muertos y cientos de heridos. Maduro se alebrestó: “Lo hago responsable señor González Urrutia —le llama Guaidó 2.0— de todo lo que está sucediendo en Venezuela, de la violencia criminal, de los delincuentes, de los heridos, de los fallecidos, de la destrucción… venga por mí, cobarde”. Maduro aseguró que las protestas forman parte de un golpe de Estado en su contra, amagando con cárcel a María Corina y González Urrutia, acusados de ordenar y pagar a delincuentes drogadictos para aterrorizar a la población.
La salida apropiada a este embrollo es el inmediato —sin dar oportunidad a falsear datos— conteo transparente del total de las actas de escrutinio, acatando los resultados.
Analista político