La mañanera presencia del presidente de la República abordando indistintos temas conlleva el riesgo de resbalar en alguna respuesta o incurrir en algún dislate verbal, efecto de la improvisación, pero fundamentalmente, la cotidiana exposición del Ejecutivo en vivo y a nivel nacional supondría el desgaste de su imagen personal. El caso de Andrés Manuel López Obrador es excepcional, haga lo que haga, diga lo que diga, su imagen y aceptación permanece imperturbable. El que no somos iguales, que esto ya cambió, que ya no es como antes y que esto calienta, se ha tornado en lugar común del discurso presidencial.
Una centena de empresarios, representantes cupulares de los considerados por AMLO como sus adversarios, receptores de sus constantes diatribas, conservadores, hipócritas y abusivos opresores del pueblo a lo largo de 36 años, opuestos a la transformación, fue convocada a Palacio Nacional a suscribir una carta compromiso para participar en la rifa del avión presidencial, aceptando 75 de ellos comprar 3 millones de boletos, equivalentes a mil 500 millones de pesos, la mitad de lo que se pretende recaudar en el sorteo del próximo 15 de septiembre. Coincidimos con Catón en que la asistencia -y compromiso- de prominentes empresarios a la convocatoria de la rifa de un avión que ni siquiera se rifará fue reprochable, anteponiendo el interés personal a la dignidad propia y al bien de la nación.
Parece -es- surrealista, se rifa un avión que no se entregará, es decir, la monserga de tenerlo, mantenerlo y pagarlo continuará siendo un galimatías para la 4T, sin embargo, siendo creativos podríamos organizar futuros sorteos magnos en los que se rifaría por ejemplo el Castillo de Chapultepec, Los Pinos y luego Bellas Artes y por qué no, con el permiso de Don Emilio, el Estadio Azteca, al fin que no se entrega lo rifado. En conclusión, en un ambiente de verbena el Estado se convierte en promotor de rifas y sorteos.
El discurso triunfal de AMLO se topa con la terca economía que nada sabe de rollos, simplemente nos notifica que el país decreció en 2019 y que en el mejor de los casos crecerá apenas 1% el presente 2020. Asimismo nos entera que en el mismo 2019 se utilizaron 125 mil millones de pesos -50%- del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales, fondo destinado para tiempos de crisis, igualmente nos hace saber que la inversión pública disminuyó 120 mil millones de pesos en dicho lapso con respecto al año anterior, que la asignación al sector Salud se contrajo 10%, que el Sistema de Ciencia y Tecnología fue prácticamente desmantelado, que los comedores comunitarios fueron cerrados, así como las estancias infantiles y refugios para mujeres golpeadas.
La política y la economía sucumben ante la violencia y la inseguridad, muy especialmente la violencia de género. El cúmulo de abusos de género y espeluznantes feminicidios ha llegado al extremo. Es inaplazable actuar a fondo atacando las causas de tan aberrantes felonías, al tiempo de proteger a indefensas féminas cuyos destinos son truncados por los bajos instintos de degenerados abusadores. Tema álgido y sobrado para llenar sucesivas mañaneras, siendo que no queda ya espacio para salirse por la tangente.
Es insostenible el argumento que gobiernos neoliberales sigan siendo señalados como responsables o causantes de eventos actuales. Hoy estamos inmersos en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, los de ayer ya se fueron y los de mañana no han llegado.