Que nadie pretenda retar a AMLO en el terreno de las manifestaciones. La impresionante marcha ciudadana del pasado domingo, de aproximadamente 800 mil asistentes -más los concurrentes en 18 Estados de la República- clamando que “El INE no se toca”, contabilizada por Martín Batres en 10 mil a 12 mil asistentes y por el Ejecutivo y la jefa de Gobierno en quizás hasta 60 mil, la cual no habría llenado ni medio Zócalo, recibió pronta respuesta desde Palacio Nacional: El mismísimo presidente en persona encabezará una marcha el próximo domingo 27 de noviembre, desde el Ángel al Zócalo – refrendará que él si lo llena- con motivo de su cuarto Informe de gobierno, el cual adelantará 4 días. Efectivamente, el presidente en funciones -¿o en campaña?- marchará – recurso ejercido regularmente por inconformes con políticas gubernamentales - refrendando su capacidad de convocatoria, su popularidad y para que no quede duda de que cuero salen más correas.
Entre la mañanera del martes y la del miércoles, el presidente se vio precisado a cambiar la fecha de su Informe programado para el 1º de diciembre, anticipándolo para el domingo 27 de noviembre, debido a que durante ese acotado lapso, quizás en una encuesta súper express, “la gente -¿cuál, donde, cómo?- quiere que marchemos el 27…queremos muchos, entonces va a haber marcha…la voy a encabezar… cuatro años de transformación, ver si la gente está contenta… además ya me estoy hamburguesando -¿no será aburguesando?-mucho. Quieren venir de todo el país a participar. Es un proceso de transformación, es un movimiento popular. Llegaremos y se informa en el Zócalo. Ya no es el 1º. ¿Van a ir?”. Respuesta entusiasta al unísono: Síííí. ¿Qué marcha cree usted inquisitivo lector que tendrá mayor asistencia? Miren que pretender arrebatarle el récord de la calle a López Obrador.
La reacción de la oposición no se hizo esperar, coincidiendo en que no se trata de una competencia, que el presidente gobierna para todos, que se trata de la marcha de la venganza. Ricardo Monreal, -morenista al menos hasta los tiempos de definición -dice no recordar a un presidente mexicano, Jefe de Estado, que haya encabezado una marcha así, “porque obviamente va a ser multitudinaria, no de 300 ni de 400 mil, creo que va a ser de millones”, deseando a la vez que este no sea motivo para una mayor polarización de la sociedad. Señor Monreal, la marcha programada justamente atiza el fuego de la polarización social, sobrentendiendo que la marcha será tan concurrida como el Presidente lo pretenda.
El INE no es un organismo más entre los tantos absorbidos, disminuidos o desaparecidos por la obsesión transformadora del régimen, el INE es visto como el reducto más preciado de nuestra germinal democracia, institución electoral confiable en la que la palabra “fraude” ha quedado fuera de lugar. La reforma electoral es abordada como un motivo de pundonor presidencial que considera que la transformación no puede ser impedida por una oligarquía conservadora y corrupta que gobernó México y no quiere perder privilegios.
La guerra de las marchas no decidirá la reforma electoral, para eso está el Congreso de la Unión. Por lo pronto ¡En sus marchas, listos, fuera!