El ojo del huracán presidencial ahora apunta en dirección a la Suprema Corte de Justicia, conjuntamente con el Poder Judicial, reprendidos y vapuleados cada mañana desde el púlpito de Palacio Nacional. AMLO: “La Corte, el Poder Judicial federal está completamente distorsionado y afectado por la corrupción con una tendencia a proteger a la élite y no al pueblo. La Suprema Corte es parte de la mafia del poder y su Dios es el dinero”. Ante la decisión de la SCJN sosteniendo que la reforma promovida por el presidente López Obrador con el propósito de transferir el control de la Guardia Nacional al Ejército era inconstitucional, éste replicó que los 8 -de 11- ministros que derogaron la legislación, actuaron de manera facciosa bajo criterios no legales sino políticos, defendiendo las viejas prácticas del régimen autoritario y corrupto.
Mala señal que un organismo de la importancia de la International Bar Association -voz mundial de la abogacía, principal organización internacional de profesionales del Derecho, Colegios y Asociaciones de Abogados- haya manifestado su inquietud con respecto a la interferencia del presidente López Obrador con respecto a la independencia judicial en México tras la profusión de graves y repetidos comentarios que afectan la integridad de la SCJN. Advierte la IBA que continuar debilitando la máxima institución garante de justicia, expondría peligrosamente el estado de Derecho en el país, motivo por el cual reclama al presidente mantener el respeto a la independencia e integridad del Poder Judicial conforme a las leyes y a las obligaciones internacionales de México, solicitándole trabajar conjuntamente con el mencionado Poder en beneficio de las instituciones democráticas y la aplicación de la ley en el país.
López Obrador insiste en la necesidad de elegir por consulta directa a los miembros del Poder Judicial: “Cómo no vamos a querer que se elijan a los jueces si el Poder Judicial está tomado por la delincuencia de cuello blanco y del crimen organizado, ¿qué no van a encontrar 100 candidatos para jueces incorruptibles? ¿por qué un poder público va a estar al servicio de una minoría rapaz?”. La pregunta tentativa para la consulta sería: ¿Quieres que se elijan a los jueces, a los magistrados, a los ministros de la Corte que forman parte del Poder Judicial?
Aparte de la inviabilidad de realizar la consulta referida debido a que la misma correspondería a una reforma constitucional y de que los nombramientos de los ministros de la Corte no son cargos de elección popular, se presentan otras interrogantes: ¿Quiénes financiarían a los candidatos en la consulta pretendida? ¿partidos políticos, particulares, cárteles del crimen organizado? ¿Tendrían los electores suficientes elementos para saber por quién están votando? ¿A quién representaría cada juez o magistrado electo? Seguramente se politizaría la labor jurisdiccional de interpretación de la Constitución, además de que la Corte, convertida en juez y parte, por supuesto que rechazaría la constitucionalidad de la consulta.
En tanto, la atención nacional está enfocada en torno a la conjetura de algo que lo más factible es que no prospere, un distractor que nos aleja de los verdaderos problemas que hemos de afrontar y resolver. Al final del recorrido, la consulta no pasará, AMLO respingará, pero ya estaremos en los estertores del sexenio.