El enigma Ayotzinapa, suceso tétrico, indicio de la podredumbre de un putrefacto régimen generador de un submundo de componendas, desenfreno y corrupción, cohabitado por grupos delictivos conformados por políticos, policías, militares, sicarios y malvivientes. Ayotzinapa, luego de 14 años, ¿y las víctimas? ¿y los victimarios.
A cuatro meses de la noche de Iguala en que se esfumaron 43 estudiantes de la Rural Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa, el procurador General de la República, en aquel enero de 2015, Jesús Murillo Karam concluyó en la llamada “verdad histórica” sustentada en una “investigación exhaustiva, profunda y seria, con resultados científicos”, bajo el supuesto de que los estudiantes fueron privados de su libertad, privados de la vida, incinerados y arrojados al Río San Juan, en Guerrero, por parte de integrantes del grupo Guerreros Unidos, que los creyeron parte del grupo contrario, Los Rojos.
En un caso para Ripley, desde agosto de 2022 Jesús Murillo Karam, entonces responsable de la investigación de los sucesos de Iguala, hoy está en la cárcel acusado de contribuir en el montaje de la “verdad histórica”, tortura, desaparición forzada y delitos contra la administración de justicia en el marco del caso Ayotzinapa. Murillo Karam, “el acusador acusado” obviamente no planeó ni perpetró la masacre de Ayotzinapa, tampoco es sancionable que “se cansó” tratando de esclarecer lo ocurrido. Los investigadores de la 4T en su afán de convencer de que no son iguales -por supuesto que no lo son- intentan demostrar que están resolviendo este gran enigma, pero ¿resulta imperioso mantener tras las rejas al ex procurador de justicia?
Alejandro Encinas, presidente de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa desacreditó la “mal llamada verdad histórica”, construcción elaborada desde el gobierno federal para encubrir los hechos y legitimar e imponer la versión de la incineración de los 43 estudiantes en el basurero de Cocula y así poder concluir el caso. El entonces presidente de la República -léase Enrique Peña Nieto- junto con colaboradores del máximo nivel de gobierno, en torno a la llamada junta de autoridades, fueron los responsables de la construcción de la “verdad histórica”. Concluye Encinas en que Ayotzinapa fue un crimen de Estado. Entre los asistentes a las dos juntas de autoridades referidas, citado por el propio Encinas, figura el hoy candidato de Morena a gobernar la CDMX, Omar García Harfuch, quién acepta haber estado presente, pero como integrante de la Policía Federal y no como coordinador estatal de Guerrero. Fuego amigo. Al respecto AMLO consideró que son tiempos electorales y se busca desacreditar a los involucrados, que el hecho de que García Harfuch haya asistido a las mencionadas reuniones no significa que haya participado en la detención de los jóvenes.
El enigma Ayotzinapa se agudiza, ya Alejandro Encinas aceptó que en caso de no quedar resuelta la investigación, quedan sentadas las bases para que sea concluida por la próxima administración.
En resumidas cuentas, después de tanto bla bla, no hay pruebas concluyentes que desmientan a la tan vapuleada “verdad histórica”.
Prevalece la más que razonable duda de que el enigma Ayotzinapa no será resuelto.