Concluye 2024, año de la avasalladora consolidación del movimiento Morena, periodo en que el poder intercedió de distintas formas, a favor de su candidata presidencial, en que desde febrero el presidente envió un paquete de reformas principales —en temas de energía, programas sociales, seguridad, litio y salud— como parte de su estrategia para cerrar su mandato consolidando la Cuarta Transformación, reformas aprobadas rauda y velozmente por el nuevo gobierno en este último trimestre. Año de machincuepas legislativas que convirtió el 54% de votos en 74% y de allí a torcer brazos de vulnerables opositores para hacerse de la requerida mayoría absoluta y así aprobar cuanta iniciativa de ley se haya presentado ante el cooptado Poder Legislativo.
Dicen que los días pasan lentos, pero los años pasan rápido. Apenas en enero, Claudia Sheinbaum consolidó su liderazgo en Morena como candidata oficial para las elecciones presidenciales, AMLO la presentó como “la continuidad de la Cuarta Transformación”. En febrero, Claudia ofreció continuar con los programas sociales de López Obrador y la transición hacia un gobierno con enfoque en ciencia y tecnología. En marzo, la oposición denunció “sobre representación” de Morena, acusándola de utilizar al Congreso para intereses electorales. En abril, Claudia Sheinbaum inició su campaña nacional con mensajes de estabilidad y unidad. En mayo la oposición calificó de agandalle la desmedida presencia de Morena en medios y eventos públicos, específicamente a los espaldarazos mañaneros del presidente. Claudia sobresalió en los debates, aunque cuestionada por su incondicionalidad con AMLO, en tanto que Morena echó bulto en la campaña como fuerza dominante. En julio, Claudia Sheinbaum se impuso con casi 36 millones de votos, margen superior al esperado. Morena mantuvo su hegemonía en el Congreso, permitiendo una transición aterciopelada. En agosto la oposición se quejó de la imposición de un gobierno a modo, derivado de las reformas exprés impulsadas por Morena antes del relevo gubernamental. Morena en notorio agandalle legislativo, abusó de su mayoría para consolidar reformas judiciales y presupuestales. López Obrador en su último mensaje como presidente respaldó plenamente a Claudia Sheinbaum. Llegó octubre, la novel presidenta en su discurso de toma de protesta elogió a su predecesor. La percepción de abuso de poder en la sobre representación a favor de Morena provocó inconformidad y tensiones provenientes de la oposición. En noviembre sobresalieron las críticas de la oposición, motivadas por el aparente desequilibrado presupuesto de ingresos, al tiempo que el legislativo aprobó leyes en inverosímiles tiempos récord.
Cierra el año con un reforzado partido —y sus aliados— en el poder, haciendo uso —abuso— de una exagerada sobre representación que ha permitido aprobar reformas de gran calado, sin necesidad de acuerdos o consensos, minimizando a la oposición, controlando los poderes Ejecutivo y Legislativo, y en breve, el Judicial —obsesiva reforma lograda por ambos Ejecutivos—. La presidenta actual habrá de demostrar independencia en su gestión y un propio estilo de gobernar la carencia de contrapesos conlleva el riesgo de una polarización política que podría erosionar los equilibrios democráticos requeridos en toda democracia. Sin duda, a partir del 20 de enero, Claudia Sheinbaum tendrá la prueba de fuego de su sexenio, Donald Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos.
Analista político