Con inusitada celeridad –35 días después de las elecciones-, Alejandro “Alito”, Moreno, jerarca de lo que queda del PRI, apresuró la XXIV Asamblea Nacional, en la cual se decidió reformar los estatutos que le permitirán al actual líder -en todo caso, debería ser a partir de la próxima dirigencia- extender su presidencia hasta por 8 años más, lo que le facultaría a alcanzar 13 años al frente del PRI. La Asamblea se llevó a cabo con brazos alzados de un puñado de delegados a quienes se les permitió entrar y a otros se les negó el acceso al recinto.
Refiriéndose al 2 de junio, Alito sostuvo que “fue una elección donde no hubo normalidad democrática, donde todo el gobierno y todos los servidores públicos estuvieron metidos de cabeza. Me quieren endilgar algo que no me corresponde a mí, son los de ese grupo que hoy nos critican, quienes le generaron la peor imagen al PRI en la historia. Es la narrativa del gobierno y de toda esa bola de cínicos: Francisco Labastida, Manlio Fabio Beltrones, Dulce María Sauri, Aurelio Nuño, Enrique Ochoa, Pedro Joaquín Coldwell…Y no me hago la víctima, pero mientras todos esos cínicos se callaron y no dijeron nada, yo me quedé aquí a enfrentar al gobierno con categoría, con carácter, con determinación”. O sea, son todos los mencionados quienes van en sentido contrario por el Periférico.
Los aludidos, por supuesto le replicaron a Alito: Francisco Labastida: “Alito Moreno es el peor presidente nacional del PRI en sus 95 años de historia… está haciendo una jugada que no es democrática, absorbiendo las facultades del Consejo Político Nacional… ha perdido cerca de 12 gubernaturas y el partido ha pasado a ser el partido más repudiado del país”. Advirtió Labastida que de consumarse la reforma estatutaria, él renunciaría a su militancia de seis décadas. Manlio Fabio Beltrones: “Yo no renuncio y tampoco me pueden expulsar por decir lo que pienso, por no estar de acuerdo con una dirigencia nacional y su reelección. Sería el colmo que no pueda existir la disidencia en el partido”. Dulce María Sauri: “Tenemos que pensar hacia lo que viene… porque Alejandro Moreno ya concluyó su ciclo. Es necesario que liberen al PRI, que le den la oportunidad de sobrevivir”. Anunció Sauri que impugnará las decisiones adoptadas durante la XXIV Asamblea. Aurelio Nuño: “Alejandro Moreno perdió el control de sí mismo al amenazar con expulsar del partido a los priistas que se oponen a su reelección. Estamos viendo a un dirigente que no está en sus cabales, que no tiene autocontrol de sus emociones, está fuera de sí”. Enrique Ochoa: “Alejandro Moreno se está robando al PRI, con un presupuesto de casi mil millones de pesos anuales. Se quiere quedar con el partido. Estamos preparando una impugnación. Pedro Joaquín Coldwell: “La Asamblea es ilegítima, es un golpe mortal a la viabilidad del PRI. El actual dirigente plantea continuar otros dos periodos. Va en contra de los principios, además lo está planteando en todos los niveles”.
Qué ironía, el objetivo principal del PRI, creado en 1929 -como PNR y luego PRM-, tuvo como objetivo primordial desaparecer a los caudillos y crear instituciones, preservando el principio de No Reelección.
Qué bonita familia.