La democracia sin crítica deja de serlo. En condiciones normales es la ciudadanía quien ejerce la crítica en torno a las discutibles resoluciones de gobierno, a través de los distintos medios de comunicación, fungiendo como contrapeso esencial del ejercicio y, sobre todo, del abuso del poder. Por lo mismo es inusual que sea lanzada una continua crítica desde el mismo gobierno contra algunos actores del presente y muchos del pasado. Posiblemente la estrategia oficial contemple distraer la atención pública en alusión a inconvenientes situaciones en torno a la rebatida 4T.
Pues bien, más bien pues mal, el presidente López Obrador molesto por ser el más criticado desde Francisco I. Madero - ¿Influirá que se trata del presidente más brioso y mediático desde entonces? - instituyó dentro de la mañanera de los miércoles la sección ¿Quién es quién en las mentiras de la semana? para exhibir las mentiras publicadas en su contra o de su gobierno en los distintos medios de información. Lo cierto de este duelo entre mentirosos es que los ciudadanos asistimos día a día a la televisada representación cuyo desenlace programado para octubre de 2024 nos mantiene en ascuas y por lo pronto distraídos en trivialidades que nos desvían de lo significativo. Así, nos hemos venido ocupando de distintos temas ajenos a los que verdaderamente miden el pulso de la Nación, siendo los más recientes, los prematuros candidatos destapados por el mismo López Obrador para sucederlo dentro de más de tres desgastantes y azarosos años, quienes habrán de iniciar prematuras, distractoras y encubiertas campañas, colmadas de codazos para uno y otro lado, con el inminente riesgo de que al final sean rebasados por algún inesperado caballo negro.
El tema candente de la semana se deriva del disco duro que la fiscalía general de la República presentó, luego de haberlo hallado en un cateo a KBH Track, operadora y maquiladora mexicana de la israelí NSO Group, con el programa Pegasus, evidenciando plenamente el espionaje telefónico a funcionarios, a personalidades públicas, defensores de derechos humanos, diplomáticos, particularmente a periodistas e incluso a padres de estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, todo ello por cuenta de diversos solicitantes, en tiempos de Peña Nieto –En 2017 estalló al respecto un escándalo luego sofocado-. Carmen Aristegui presentó en su momento una denuncia sobre el caso, incluso participó como testigo en diligencias y cateos periciales a dicha empresa, quedando a la fecha abierta una investigación exhaustiva de los contratos suscritos para utilizar Pegasus, por el hoy prófugo, exiliado en Israel y sujeto a proceso de extradición, Tomás Zerón, ex titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR. Se desprende que al menos 15 mil individuos en México fueron espiados por el software Pegasus, el cual se infiltra en los teléfonos, teniendo acceso a todos sus archivos y aplicaciones. Entre los espiados figura el presidente López Obrador y al menos 50 personas de su entorno.
Sin demérito de temas que nos ocupan, existen otros que nos preocupan, como la disminución de la inversión tanto externa como interna, el incumplimiento de contratos signados por nuestro gobierno con empresas extranjeras, la desacertada estrategia contra
la pandemia, entre otros, pero principalmente que la fomentada polarización solo contribuirá a que cada sector reme por su lado.