El predominio del PRI durante la mayor parte del siglo XX resultó determinante en el proceso democrático de México. Evoquemos las imágenes sonrientes y triunfantes de los sucesivos gobernantes emanados del PRI, a partir de 1929 como PNR, luego en 1934 como PRM y desde 1946 bajo las siglas actuales, insertadas dentro del logotipo tricolor envuelto en los colores patrios. Candidato designado significaba funcionario electo. El PRI de hoy, decadente, dividido, débil y nada hábil. ¿Qué ofrecer cuando se ha fallado en el poder? ¿Cómo criticar a la oposición, hoy en el poder, por incurrir en indebidas prácticas similares a las propias? La desaprovechada segunda oportunidad en el poder, complica la posibilidad de una tercera.

El dominio del PRI llegó a tal grado, que en 1963 el presidente Adolfo López Mateos instituyó la figura de diputados de representación proporcional, concediéndole a la oposición una simbólica presencia dentro del Congreso de la Unión. ¿Qué le sucedió al partidazo que imponía las reglas del juego, cómo es que le crecieron los enanos? Simple, el PRI fue víctima de sus propios excesos, en especial el exceso de confianza, el sentir que la abundante herencia política era inagotable, que ya no era necesaria la siembra, la cosecha se daba por hecho. Es así como el hegemónico y derrochador partido tricolor, hoy apenas cuenta con 49 diputados y 13 senadores, gobierna tres entidades de la República, en Durango en coalición con el PAN y PRD y en el Estado de México y Coahuila, sitios donde el próximo 2023 habrá cruciales elecciones. Resumiendo, el PRI podría llegar al 2024, -de no perder su registro- gobernando en un solo Estado y en coalición, convertido en uno de tantos partidos del montón.

Alejandro “Alito” Moreno, actual controvertido dirigente del PRI, asumió el cargo en 2019 cuando el partido gobernaba 11 entidades federativas – Apenas en 2015 gobernaba 19 Estados-. Con Alito, en las elecciones intermedias de 2021, el PRI perdió de jalón 8 gubernaturas estatales. Este momento existencial del PRI, se ha complicado por la reveladora difusión de videos en que Alito aparece expresándose con inapropiado lenguaje arrabalero, evidenciando innegables corruptelas por él cometidas, además de mostrar su amplísima mansión y su impresionante colección de autos. Alito sorpresivamente traicionó el acuerdo, fracturando la Coalición Va por México, al votar junto con Morena por la extensión de la Guardia Nacional en las calles hasta 2028. Todo lo anterior provocó que la mayoría de los expresidentes del partido reunidos, exhortaran a Alito a renunciar a su cargo, permitiendo que otra dirigencia más respetable sea la encargada de rescatar la alianza Va por México. Alito se negó a renunciar -lo que por pundonor debió hecho con anterioridad-, arguyendo haber sido electo hasta 2023. Alito se congratuló por la “autocrítica y reflexión imperante en el partido”.

Y como si la vida fuera color de rosa, el PRI realizó una pasarela de aspirantes presidenciales -Diálogos por México-, quienes llamaron a la unidad partidista, recalcando la necesidad de conformar una alianza opositora a Morena para las próximas elecciones. Alito: “La unidad es nuestra fuerza”.

Entre los presuntos aspirantes resaltaron el talentoso Enrique de la Madrid y José Ángel Gurría, priista que ha cruzado el pantano sin ensuciar su plumaje. Obsérvenlos.

Google News

TEMAS RELACIONADOS