José Rubinstein

Bastón y rebelión

08/09/2023 |02:18
José Rubinstein
autor de OpiniónVer perfil

El 1 de diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador fue el primer presidente mexicano en recibir el bastón de mando durante una ceremonia encabezada por representantes de los 68 pueblos originarios. Dicho bastón es el báculo que simboliza el poder y jerarquía de líderes, el símbolo de respeto más significativo otorgado por las comunidades indígenas a un presidente comprometido a llevar a cabo una digna gestión. El bastón recibido por AMLO representa a más de 10 millones de personas de diferentes Estados y etnias, elaborado de madera de cedro de Tlaxcala. López Obrador: “El bastón de mando representa el compromiso de servir obedeciendo la voluntad del pueblo”.

Es ahora, una vez que Claudia Sheinbaum ha sido ungida como “Coordinadora de la Defensa de la 4T”, es decir, candidata de Morena a la presidencia de la República, que AMLO le otorga el bastón de mando dando por descontado que Claudia será la próxima presidenta de México. Y si en una de esas Claudia pierde la elección, ¿qué mando ejercerá? Y si Xóchitl resulta triunfadora, ¿se le transferirá algún bastón de mando?

La investidura de Claudia es una crónica anunciada de cuando menos dos años atrás, a través de distintas demostraciones públicas de afecto de López Obrador a su notoria consentida. Ninguna sorpresa, la maquinaria del poder estuvo al servicio de la exjefa de gobierno a lo largo de su gira de precampaña, que no fue de precampaña. Y por supuesto Marcelo Ebrard en todo momento resintió el piso disparejo, externando reiteradamente su inconformidad, al grado de presionar los métodos de encuestas y conteo de votos, en evidente muestra de desconfianza hacia Claudia y hacia su otrora chómpiras Mario Delgado. A tres horas de que se pronunciaran las palabras mayores a favor de Claudia, Marcelo poseído del síndrome de Camacho Solís, denunció públicamente la serie de irregularidades presentes a lo largo del proceso de selección, invalidando anticipadamente los resultados, solicitando un nuevo proceso de selección de candidato, molesto porque a sus   representantes le negaron el acceso al conteo de boletas. Marcelo llamó cobardes a Mario Delgado y a Alfonso Durazo, no asistió al evento de nominación y anticipó que el próximo lunes dará a conocer sus pasos a seguir en relación al proceso electoral de 2024. Marcelo tiene tres posibles opciones: Cuadrarse a la 4T aceptando a Claudia, pugnando por convertirse en líder del Senado. Negociar su candidatura presidencial representando a Movimiento Ciudadano, lo que significaría un perder-perder, entregándole la plaza a Morena. Sumarse al Frente Amplio respaldando a Xóchitl a cambio de una posición de gabinete o de representación en Estados Unidos.

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Ciertamente Marcelo ilusamente creyó que “nobleza obliga”, luego de que en anteriores coyunturas él declinó a favor de su amigo Andrés Manuel, quién ahora optó por privilegiar la continuidad con cambio que Claudia le garantiza. Queda lo dicho por Alfonso Durazo “Las incidencias fueron menores sin impactar el resultado”, por Mario Delgado “No más tapados, no más imposiciones, no más cargadas, no más simulaciones”, AMLO: Es inédito, podrán decir lo que quieran nuestros adversarios, pero se acabó el dedazo…Va a continuar la transformación, no van a regresar los corruptos al poder, les apuesto”.

Finalmente arranca el proceso electoral.

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