Uno de mis más grandes mentores me ha enseñado que, a grosso modo, existen dos formas de hacer negocios: corporate business y entrepreneurship. Ambas con gran impacto en el desarrollo económico de un país, pero muy distintas en esencia. Cuando pensamos en “hacer negocios”, tendemos a remontarnos a la manera tradicional, la manera corporativa. La realidad es que, de unos años para acá, se ha puesto atención en la otra forma de hacer negocios, que siempre había estado y que ha sido el inicio de las grandes corporaciones que hoy conocemos, además de ser un importantísimo detonador de actividad y competitividad económica: el emprendimiento.

Emprender es una palabra amplísima en significado. Mi definición favorita de emprendedor dice que es una “persona con iniciativa que busca generar un cambio de manera exitosa”, la adopté hace años en una clase de Cultura Empresarial. La amplitud del emprendimiento no se limita a su significado y es que no solo trata de personas desarrollando ideas de negocio hasta lanzarlas al mercado. El ecosistema emprendedor es toda una infraestructura que contiene dimensiones sociales, económicas y hasta políticas, con algunos actores como: fondos, redes de mentores, incubadoras, aceleradoras, gobierno y hasta universidades.

Hay una infinidad de factores que determinan el éxito o fracaso al emprender. Dejando fuera las condiciones externas o factores estocásticos, la realidad es que la suerte nunca será un factor común. Lo que une a los emprendimientos exitosos es la preparación, de ahí la relevancia de las universidades en el ecosistema. Un ejemplo numérico para entrar en perspectiva es el del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés), de acuerdo con Edward Roberts y Charles Eesley, si se suman los ingresos anuales de las empresas fundadas por exalumnos del MIT, serían la onceava economía más grande del mundo, empleando a más de 3 millones de personas anualmente alrededor del mundo. Según las estadísticas, Stanford y el MIT son las universidades cuyos egresados obtienen mayor éxito al emprender.

Para tener una estadística similar a nivel nacional, como medida de éxito, pensemos en la valuación de los emprendimientos. Una tendencia actual ha denominado unicornios a las startups o emprendimientos que alcanzan una valuación, en una ronda de inversión privada, de mil millones de dólares (one billion dollars, en inglés). Al día de hoy, hay aproximadamente 1,200 unicornios en el mundo, de los cuales 9 son mexicanos y 3 de ellos han sido fundados por egresados del ITAM. Ninguna otra universidad mexicana pública o privada tiene este récord (LinkedIn co-founders). Usualmente, los egresados de esta universidad, cuando decidían dedicarse a “los negocios”, lo hacían por la vía corporativa, empero, esto comprueba que también tienen éxito al emprender.

Esta habilidad demostrada por la comunidad, conjugada con la visión de que muchas de las problemáticas del país pueden ser resueltas desde el emprendimiento, dio lugar a la creación de un espacio de generación de ideas y creatividad, el Centro ITAM de Innovación, Creatividad y Emprendimiento: EPIC Lab. Desde 2014, el ITAM, a través de la Dra. Daniela Ruiz Massieu, Directora del EPIC Lab y profesora de la División Académica de Negocios, el Dr. Alejandro Hernández, Vicerrector, y un Consejo Consultivo conformado por empresarios, exfuncionarios públicos, académicos y emprendedores, ha impulsado esta visión y liderazgo, siguiendo la máxima de que emprender es algo que se puede aprender y enseñar. Iniciativas como el EPIC Entrepreneurship & Innovation Bootcamp, celebrado cada verano, buscan amplificar su alcance y llegar a emprendedores fuera del ITAM, sumando esfuerzos con la UNAM, el MIT y otras instituciones, fortaleciendo enormemente el ecosistema mexicano.

El emprendimiento representa un reto para México, pero las oportunidades que trae son gigantes: más empleos formales, innovación, alternativas de solución a la interminable lista de problemáticas nacionales, productividad, competitividad, etc. Al fomentar el desarrollo del ecosistema, la dimensión política es muy importante, desde garantizar un Estado de Derecho sólido, hasta fomentar iniciativas de acompañamiento como el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), extinto por iniciativa presidencial en 2019. La generación de ideas está en todas partes y pocas cosas hay tan características de las y los mexicanos como la creatividad. Fomentar, encauzar y dotar de herramientas para explotar esta creatividad será determinante en el desarrollo del ecosistema emprendedor mexicano, así como el impacto económico de este. Al final, como dice Dannie: una buena idea no es nada si no se ejecuta y, para lograr una buena ejecución, no hay nada como un buen equipo y la preparación.

Twitter: @JosePabloVinasM

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