“Las primeras horas de febrero de 1990, en el hotel de Davos, toqué la puerta de su habitación y no obtuve respuesta. Era de noche. Insistí. (…) Era Jaime Serra Puche, el Secretario de Comercio. (...) Apenas unas horas antes, le dije, había hablado también con Pedro Aspe para comentarle lo que requería de cada uno. Le pedí a Serra que iniciara los contactos para la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.” (Salinas, 2017).
Así es como iniciaba el proceso que permitiría a nuestro país adentrarse en el plano del comercio internacional. Durante mucho tiempo, México mantuvo un esquema de economía cerrada. El paradigma vigente mostró, por primera vez, signos de agotamiento hacia finales de los años 70s. Empero, el descubrimiento de un nuevo yacimiento petrolero creó una serie de ilusiones financieras que revitalizaron el modelo unos años más. El altísimo endeudamientointerno y externo, los proyectos de infraestructura inconclusos y una caída mundial en el precio del petróleo hicieron la situación insostenible. El mundo empezaba a ver la globalización con buenos ojos. Para aliviar presiones y empezar a modernizarla economía, el presidente De la Madridpuso a México en la antesala del comercio internacional al solicitar su ingreso al GATT.
Para concretar la transformación de la economía mexicana, el gobierno entrante debía superar algunos retos primero. La agenda del presidente Salinas de Gortari tenía dos prioridades: frenar la trayectoria inflacionaria y solucionar la crisisde endeudamiento. Hasta ese momento, se había intentado mantener el superávit comercial a fin de remediar la crisis de la deuda. En perspectiva con el servicio de deuda, un superávit comercial no significa otra cosa que exportar capitales masivamente. En países en desarrollo, como México, el capital es el factor más escaso, lo que abunda es la mano de obra, factor trabajo. De esta forma, antes de negociar el Tratado fue necesaria una compleja ingeniería financiera para, vía el Pacto de Solidaridad, renegociar la deuda, asignar los recursos de la desincorporación de activos ineficientes y seguir disminuyendola tasa inflacionaria.
Tras cuatro años de negociación, el TLCAN entró en vigor el 1 de enero de 1994. Como toda decisión económica, la entrada de México a la globalización trajo costosy beneficios pero, al optimizar, el objetivo no es evitar cualquier costo, sino alcanzar el mayor beneficio con eficiencia. Ejemplo de esto es la industria farmacéutica o el “efecto genérico”, como lo llama en clase la Mtra. Christina Cornejo Van Luit: muchas empresas y trabajadores mexicanos eran menos competitivosque sus pares estadounidenses o canadienses, por lo que el Tratado les representó una pérdida, pero esa misma competencia trajo como beneficio la posibilidad de comprar medicamentos a un precio mucho menor. En general, ganó el consumidor.
La robustez del Tratado no fue cuestionada sino hasta 2016, en la coyuntura electoral de Estados Unidos. Aquel resultado puso en la agenda un proyectocuyo propósito parecía ser volver a los años en los que Estados Unidos no compartía más que una frontera con México. Hubo que renegociar. El reto del Equipo Negociador y del Cuarto de Junto fue poner sobre la mesa que el TLCAN, más que ser parte de la ingeniería que modernizó y transformó la economía mexicana, creó un paradigmacompletamente nuevo: cambió el diálogo entre los tres países, crea millones de empleos, beneficia a los consumidores que día a día interactúan en el mercado regionaly, por primera vez en la historia, Méxicoempezó a ver su cercanía con Estados Unidos como una ventaja más que como un problema o como algo del Manifest Destiny. El 1 de julio de 2020, entró en vigor el renovado T-MEC. Hoy, con muchos aprendizajes y aún muchos retos, hemos llegado a los primeros 34 años de libre comercio en México: 30 del TLCAN y 4 más del T-MEC.
@JosePabloVinasM