En esta tercera y última entrega me propongo hacer tres comentarios. El primero tiene que ver con el proyecto de país que deberá estar en discusión en la próxima elección, para la que, por cierto, solo restan 50 semanas. Este es uno de los elementos clave de la participación de la sociedad. Entre los ciudadanos y las organizaciones civiles se debe dar una amplia discusión sobre el futuro de la nación. En un país con pendientes y rezagos históricos agravados en los últimos cuatro años, la discusión sobre lo que se debe hacer resulta fundamental.

El combate a la pobreza y la desigualdad, la seguridad, educación, empleo bien remunerado y con prestaciones, al igual que salud de calidad para todos, son, a mi entender, temas fundamentales. Sin embargo, es imposible no pensar en energía, movilidad, justicia, ciencia, innovación, ambiente, derechos humanos, federalismo, productividad, desarrollo del campo, finanzas públicas o la reforma política que se requiere para fortalecer la democracia y darle dignidad a la política. Tampoco se pueden evadir los temas de juventud, mujeres, personas con discapacidad, pueblos originarios, sindicalismo o relaciones internacionales. Por ello les invito a visitar la página de “Mexicolectivo” donde encontrarán el proceso de construcción de “Una Nueva Visión de País”.

En segundo lugar, quiero hablar de los partidos políticos. La Constitución los identifica como “entidades de interés público […] (que) tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática […] y hacer posible su acceso al ejercicio del poder público”. La verdad es que la mayoría de ellos no cumplen con el cometido. Los dirigentes deben reflexionar, cambiar con urgencia, promover la democracia interna, escuchar la voz de la sociedad, dejar de privilegiar a sus grupos y favorecer la presencia de ciudadanos destacados. El reto es inescapable.

Finalmente, hago algunas consideraciones sobre los candidatos a la presidencia de la República y los mecanismos que se anticipan para seleccionarlos. En el lado de Morena, el presidente López Obrador decidió la estrategia, los tiempos, las formas y el desenlace esperado. Por supuesto que él dio el visto bueno a los cuatro candidatos de su partido y a los dos de sus aliados. En el lado de la oposición, demasiada incertidumbre, poca seriedad, falta de imaginación y pérdida de tiempo incomprensible. Una lista elaborada por “algunos”, que incluye a quienes supuesta o realmente aspiran a la candidatura, está conformada por cuatro mujeres y veinte hombres.

Este no es un asunto solo de voluntad. Es cierto que esa es la primera pregunta que deben contestar los interesados. No se debe participar de no tener el compromiso de afrontar tareas realmente complejas. Pero también se debe responder si se cree que se puede, si se tiene un proyecto que ofrecer y, finalmente, si es posible concitar el apoyo de millones. De no contar con el perfil, las ideas, los resultados previos en las labores desarrolladas y la capacidad de reunirse de gente capaz, decente, honorable, conocedora y comprometida, lo mejor sería hacerse a un lado.

Lo que resulta evidente es que, en los doce meses siguientes, la ciudadanía deberá participar, informarse y prepararse cívicamente; tomar parte en los debates y hacerse escuchar; exigir a los partidos una conducta pertinente; decidir y convencer a otros, y, especialmente, votar de manera libre e informada. Sólo de esta manera será posible resolver los graves problemas que aquejan a nuestro país. Estoy cierto que será posible conseguirlo si nos organizamos y hacemos lo que nos toca. Desde ahora lo digo claro y fuerte: yo estaré presente y aportaré lo que me corresponda.

Exrector de la UNAM. @JoseNarroR

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