No tengo duda de que se comete un error grave al contratar a 500 médicos cubanos, supuestamente especialistas a decir de las autoridades, para prestar atención médica en zonas marginadas y remotas. ¿Alguien le ha explicado al presidente lo que requiere el trabajo de los especialistas? Es decir, la infraestructura, los recursos humanos adicionales y por supuesto los insumos médicos que no van a encontrar en las zonas remotas. ¿Alguien le habrá dicho que con frecuencia se precisa de estudios, de equipo y tecnología no disponible en esos sitios? ¿Algún colaborador se habrá tomado la molestia de comentarle que para atender a la población como se debe, se necesitan unidades médicas que no existen en esos lugares? Todo parte de una premisa con la que el Presidente se ha dejado engañar: ¡en México no tenemos suficientes médicos! Falso, existen decenas de miles de médicos generales que requieren ser contratados y por supuesto miles de especialistas para quienes no hay plaza en las instituciones públicas. Además, alrededor de 135 mil estudiantes cursan la carrera de medicina y cerca de 50 mil médicos se forman como especialistas.
En todo caso, el problema de la atención médica es otro. Faltan recursos financieros para paliar la insuficiencia presupuestal crónica; también infraestructura física, es decir centros de salud, clínicas de especialidad y hospitales, entre otros; faltan plazas, por supuesto de médicos, pero también para otras profesiones de la salud: enfermería, odontología, psicología, trabajo social y química, para ejemplificar el punto; nos urge una reforma integral para contar con un modelo que deje de depender en muchos momentos de los miles de internos de pregrado y pasantes de servicio social, en numerosos hospitales generales y en miles de unidades rurales respectivamente. El asunto no es contratar a 500 especialistas que representan el 0.2 por ciento de los médicos de las instituciones públicas. Con ello se evade el tema de fondo: el de las condiciones de salud de la población, el de la necesidad de contar con un Servicio Nacional de Salud que asegure la cobertura universal, integral y de calidad, sin depender de la condición laboral y económica de la persona.
La situación se complica, además, porque se descalifica a quienes pensamos de manera distinta. Porque se ofende a quienes ofrecemos argumentos técnicos y jurídicos al señalar que la contratación se corresponde con una pésima decisión que ignora la realidad. Porque se hacen señalamientos injustos en contra de los integrantes de un gremio que labora en condiciones complicadas. ¡Cómo olvidar que el mayor número de defunciones por Covid-19 entre los trabajadores de la salud en la región se registró en México! Por ello, aplaudo las protestas de veintenas de profesionales de la salud y de otros campos; de academias, federaciones, asociaciones y colegios médicos de México. Como si esto fuera poco, una nueva, injusta y falaz arremetida del Presidente en contra de la UNAM. Muchos hubiéramos querido que nunca se hubieran registrado y deseamos, al menos, que esta sea la última. La mayor Casa de Estudios del país, sus autoridades y particularmente su comunidad de académicos, estudiantes y trabajadores, no merece los calificativos que se le pretende endilgar, que además se acompañan de acciones insolentes.