No queda duda de que Morena y sus aliados resultaron ganadores de la elección de junio pasado. Difícilmente se podría haber logrado un resultado diferente, ya que fueron encabezados, ilegalmente, por el presidente de México quien actuó como jefe del partido y de la coalición. Violentaron la ley repetidamente, adelantaron los tiempos del proceso, destinaron recursos públicos a sus campañas y movilizaciones, y contaron con la sumisión de los otros aspirantes y la complicidad abierta o soterrada de los partidos de oposición, de otros actores políticos y de la propia sociedad, igual que en los tiempos idos que regresaron. Escapamos del futuro para ser atrapados por el ayer.

No conforme con eso, el presidente dictaminó horas después de la elección, en voz de su secretaria de Gobernación, que contarían con la mayoría en el Congreso para cambiar la Constitución. Para hacerlo, ganaron y arrebataron con el apoyo del INE, con el que tendrán del Tribunal y de legisladores obsequiosos. Preocupa que sigamos construyendo el país de una sola voz, la nación del jefe máximo, el imperio tropical.

Preocupa, y mucho, porque la sed de poder es insaciable como hemos visto; porque en estos movimientos los duros desplazan a los moderados, como bien lo sabe Claudia Sheinbaum; porque el mundo de hoy es diferente al de hace 50 años; porque el costo social será muy alto, ya que al igual que en todo desastre, serán los pobres los más afectados; preocupa porque la sociedad no tiene quién la articule y lo que está en juego es la República.

Una preocupación adicional es que, en el arrebato del agandalle, quieran quedarse, también ilegalmente, con Jalisco. ¡Nada más nos falta eso! Jalisco es la tercera entidad en población y en tamaño de lista nominal; es la cuarta economía de México y contribuye con más del siete por ciento del PIB nacional; es el séptimo estado en extensión geográfica, además de que cuenta con una gran universidad, con cultura, arte, ciencia e instituciones como el Hospital Civil. Jalisco es orgullo de todos y ahí ganó la elección Pablo Lemus.

La participación de la ciudadanía de Jalisco en la votación correspondió al 68.4 por ciento de la lista nominal, cifra siete puntos porcentuales por encima de la votación nacional que apenas superó el 61 por ciento y resultó ser la más alta de las últimas cinco elecciones de gobernador.

Pablo Lemus, con un millón 626,789 votos, o el 44.25 por ciento de la votación, fue declarado gobernador electo por el Instituto Electoral de Jalisco, frente al 39.17 por ciento de Claudia Delgadillo, de Morena. Una diferencia de 189,765 votos, es decir el 5.08 por ciento, la segunda más amplia desde el año 2000 en la elección de gobernador. Por cierto, se trata también del mayor número de votos de un candidato a gobernador en Jalisco en toda la historia.

Casi la mitad de los votos de Lemus proceden de Zapopan y Guadalajara, los dos municipios más grandes de Jalisco y en los que él fungió como alcalde, lo que representa un respaldo a los resultados alcanzados. Además, en la elección se dio un voto diferenciado como se muestra con el hecho de que Lemus obtuvo 950 mil votos más que el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, en tanto que Claudia Sheinbaum superó por 280 mil a Claudia Delgadillo. Con todo esto, hay que decir que muchos estaremos listos en Jalisco y en el país, para evitar que Morena, perdiendo, arrebate y se continúee debilitando la democracia.

Exrector de la UNAM. @JoseNarroR

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