Estoy convencido de que, para el proceso electoral de 2024 importan mucho las y los candidatos, pero todavía más las propuestas. A la fecha, abundan los primeros, pero hacen falta las segundas. Por ello me propongo, en esta y en subsiguientes entregas, dar mi opinión sobre algunos de los asuntos más importantes para nuestro país. Inicio con el tema de la educación, un derecho humano fundamental y uno de los bienes más apreciados en las sociedades contemporáneas.
Se trata de un extraordinario igualador social y del elemento que mejor posibilita el desarrollo pleno de las capacidades de una persona. Con educación se favorece la formación de ciudadanía, se fortalece la democracia, se afirman valores y se estimula el cumplimiento de otros derechos. Su relación con la movilidad social, el ingreso y la productividad está bien demostrada. Soy uno de los convencidos de que, si bien “la educación no resuelve todos los problemas, sin ella no se resuelve ninguno de los importantes”.
Imposible dejar de reconocer los avances de nuestra sociedad en esta materia, durante las últimas décadas del siglo pasado y los primeros 18 años del que ahora vivimos. De igual manera, no conviene ignorar los graves retrocesos registrados en estos últimos cuatro años y medio. La educación, indebidamente, ha sido utilizada con fines políticos e ideológicos. Se han despreciado los esfuerzos realizados en gobiernos anteriores y desdeñado conceptos y asuntos como la calidad, la cobertura, la evaluación y la necesidad imperiosa de contar con el consenso requerido para plantear la reforma del sistema educativo.
La magnitud de la tarea educativa puede captarse al recordar tres datos. En el país tenemos 35 millones de estudiantes, casi 260 mil escuelas y más de dos millones de profesores. Sin embargo, subsisten numerosos pendientes. Junto al derivado de la calidad y su heterogeneidad, resulta imposible desconocer que el derecho a la educación no es efectivo, todavía es aspiracional; tenemos muestras repetidas de que la desigualdad, paradójicamente, afecta a este igualador; hay males de siempre como el analfabetismo que todavía forman parte de nuestras vergüenzas; el Estado nacional continúa violando lo que se inscribe en el texto constitucional, como la obligatoriedad de la educación media superior; el extendido rezago escolar que afecta a más de 30 millones de mexicanos y que sigue incrementándose; o la falta de cobertura.
Por ello me da gusto haber contribuido, junto con destacados interesados en la educación, en la elaboración de la propuesta que forma parte de “Una Nueva Visión de País”, resultado del trabajo de quienes formamos parte o simpatizamos con Mexicolectivo y que será presentado el próximo 10 de julio. Si queremos recuperar el tiempo perdido y regresar al progreso, requerimos más y mejor educación.
La propuesta se resume en dos apartados y diez propuestas. Los primeros plantean la necesidad de elaborar, a partir del consenso de todos los sectores interesados, una verdadera reforma integral del sistema educativo, e igualmente generar las garantías que permitan la vigencia plena del derecho a la educación.
Las diez propuestas se pueden resumir así: diseñar y poner en marcha una reforma integral de la educación; incrementar de forma sostenida el presupuesto destinado a la educación; favorecer la evaluación formativa; fomentar la educación permanente, la educación continua y la capacitación para el trabajo; disminuir el rezago escolar; erradicar el analfabetismo; incrementar la cobertura escolar; asegurar la universalidad de la educación media superior; e incrementar la cobertura de la educación superior. Se puede concluir: ¡Con educación si hay solución!