San José. – Ecuador se hundió ayer en la peor crisis de penetración criminal en sus 44 años de democracia por un violento operativo de la delincuencia organizada interna que lanzó un reto frontal al bisoño gobierno del presidente ecuatoriano, el derechista Daniel Noboa, para rechazar su política anticrimen y generalizar el miedo en un escenario de desenlace incierto.
En un conflicto de alerta y enseñanza para el resto de América Latina y el Caribe, Ecuador siguió transitando por los sanguinarios calvarios ya recorridos en el siglo XXI por México, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras o Brasil de muerte, violencia y corrupción por la implacable ofensiva del narcotráfico y de otras modalidades criminales transnacionales para posesionarse con sus prácticas y enseñorearse con sus negocios.
Precedidas por un incesante (y a veces silencioso) deterioro de la seguridad por más de 20 años, las lecciones ecuatorianas de enero de 2024 podrían alertar a otros países, como Costa Rica, Panamá, Chile, Bolivia, Paraguay, Argentina o Uruguay, que ya están atrapados, o podrían estarlo, por contextos de violencia imparable y de incursión criminal sin control.
“La situación que se vive en Ecuador es totalmente nueva en estos 44 años de democracia. Es una fase mucha más elevada de la penetración del crimen organizado y del narcotráfico”, explicó el politólogo ecuatoriano Sebastián Mantilla, director ejecutivo del (no estatal) Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (CELAEP), de Ecuador.
“Se está generando una situación caótica… bien complicada”, relató Mantilla a EL UNIVERSAL.
Ecuador se precipitó ayer en un conflictivo panorama luego de que organizaciones criminales ecuatorianas irrumpieron con violencia indiscriminada en calles, cárceles y otros sitios en repudio a las medidas que Noboa adoptó anteayer. Como presidente de transición por 18 meses, Noboa, de 36 años, asumió en noviembre de 2023 y concluirá en mayo de 2025 para completar el recortado cuatrienio de su predecesor, el centroderechista Guillermo Lasso.
Noboa dictó anteanoche un estado de emergencia, toque de queda y movilización militar y policial por 60 días porque el domingo anterior se detectó la fuga de prisión del principal narcotraficante ecuatoriano: José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, socio del poderoso cártel mexicano de Sinaloa y cuyo confuso escape activó la más grave tormenta política en solo 70 días del joven mandatario en el gobierno.
Mantilla comparó la violencia que se desató ayer en Ecuador con el “Culiacanazo”, que estalló el 17 de octubre de 2019 en la noroccidental ciudad mexicana de Culiacán, Sinaloa.
Fuerzas del Cártel de Sinaloa impusieron ese día un paro armado por la captura del narcotraficante mexicano Ovidio Guzmán, alias “El Chapito” e hijo del narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán, alias “El Chapo” y condenado en Estados Unidos en 2019 a cadena perpetua más 30 años de cárcel por narcoactividad. Los comandos armados del Cártel lograron la liberación de “El Chapito”, extraditado a EU en 2023 por narcotráfico.
Al tender un “parecido” entre los hechos de Culiacán y los de ayer en Ecuador, Mantilla alegó que el de 2019 en México “fue un paro conflictivo y violento con las mismas condiciones (ecuatorianas de ayer). Hay que establecer ciertos símiles y relaciones entre lo que pasó y ha pasado en México y lo que ahora está pasando en Ecuador”.
Con las diferencias en ambos casos, porque las fuerzas militares de México aceptaron liberar a un narcotraficante mexicano en 2019 y las de Ecuador ahora intenten recapturar a un narcotraficante ecuatoriano, Mantilla destacó: “Se vuelve a comprobar la directa relación entre los cárteles mexicanos de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación (CJNG) con grupos armados ecuatorianos que responden a sus órdenes”.
“No sé si detrás de esta reacción (de los criminales ecuatorianos) también hay narco—política. Tomar en cuenta que uno de los principales movimientos políticos del país está penetrado por el narcotráfico”, recordó.