En medio del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), edición número 30, en San Francisco, Estados Unidos, el presidente Joe Biden, con su par de China, Xi Jinping, se reunieron el 15 de noviembre. A la reunión de APEC también acudió el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Sin duda los tres países tienen, por separado o en conjunto, una relación diplomática y comercial muy importante para la región y el ámbito internacional.

El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, impulsa una nueva diplomacia con base en la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global, y con ello impulsa la construcción de la comunidad de futuro compartido entre China y México.

El presidente Xi considera los nuevos riesgos, desafíos y oportunidades: "cálmate, mantén la concentración, busca el progreso con estabilidad, toma acciones activas, únete como uno solo y atrévete a luchar" en torno a dos pilares: I. Mayor presencia en la política internacional y nueva influencia en la economía mundial y II. Fortalecimiento del mercado interno en torno a una nueva gobernanza. El presidente Xi desarrolla una política exterior orientada a maximizar tres elementos: 1. Las capacidades económicas, tecnológicas y militares de China; 2. La influencia internacional de China; y 3. La posición de poder del propio Xi dentro del régimen.

Xi impulsa su política exterior sustentada en acciones activas, manteniendo la unidad y luchando como uno solo en torno a: 1. La Iniciativa de la Franja y la Ruta. 2. La iniciativa de la civilización global. 3. La Iniciativa para el Desarrollo Global. 4. La Iniciativa para la Seguridad Global. 5. El Banco de Desarrollo. Estas iniciativas forman el eje central de la llamada Comunidad del Futuro Compartido de la humanidad.

China se ha convertido en un importante constructor de la paz mundial, en el mayor contribuyente al desarrollo global y en un firme defensor del orden internacional. Por ello incentiva un nuevo modelo de desarrollo estratégico que tiene como objetivo establecer un nuevo sistema de economía abierta de alto nivel en los próximos cinco años para el desarrollo económico y social nacional y los objetivos a largo plazo para 2035.

En este sentido, cobra vital importancia el papel activo que China juega en la reforma y el desarrollo del sistema de gobernanza mundial, el respaldo al verdadero multilateralismo, la promoción de una mayor democracia y la férrea defensa de los derechos humanos en torno a una sociedad más justa y equitativa. Por ello, son de gran envergadura tanto la Iniciativa para el Desarrollo Global (IDG) como la Iniciativa para la Seguridad Global (ISG) propuestas por China, basadas en el respeto mutuo y la cooperación de beneficio recíproco que son la alternativa, principalmente para países en desarrollo, contra la hegemonía, el unilateralismo, la exclusión y la mentalidad de Guerra Fría.

El presidente Xi hace énfasis en el concepto de la comunidad de futuro compartido de la humanidad para fortalecer el multilateralismo y la cooperación internacional a través de acciones incluyentes desechando prejuicios ideológicos y restaurando la coexistencia pacífica, beneficio mutuo y ganancia compartida.

Hoy, China impulsa una diplomacia digital para apoyar la cooperación sanitaria, en infraestructura, telecomunicaciones, financiera y tecnológica. Pero también pone énfasis en que se debe reducir la brecha de la desigualdad y lograr un desarrollo sostenible y así dejar atrás la pandemia y encaminarse a la recuperación económica.

Por ello, México y China deben fortalecer una nueva cooperación internacional en torno a una nueva cooperación en investigación científica de salud pública guiada por la visión de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

En este sentido, cobra relevancia examinar la nueva relación en la que transitarán México y China conjuntamente hacia un nuevo estadio donde se privilegiará las tecnologías verdes convirtiéndose en uno de los motores que impulsará los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en torno a los nuevos materiales, como es el litio. Al respecto, es de suyo relevante impulsar nuevas estratagemas que conlleven a nuevos conceptos de desarrollo que marquen la pauta para nuevas oportunidades de aprendizaje mutuo.

Con este nuevo desarrollo, México y China conjuntamente pueden transitar hacia un nuevo estadio donde se privilegiará las tecnologías verdes convirtiéndose en uno de los motores que impulsará los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con lo cual, su política internacional se fortalecerá e influirá en otras regiones, resaltando América Latina y el Caribe donde la inversión en infraestructura que en los próximos 10 años realizará en los países del subcontinente estará en sintonía con los ODS, por lo que tenderá a influir en las directrices que los gobiernos adopten en torno a las tecnologías verdes.

Estas vías deben ir acompañadas de un cambio en las políticas de educación, industria e inversión, las cuales tienen que promover iniciativas de cambio, que conduzcan a la construcción de una nueva visión de desarrollo basada en el impulso de las capacidades científico-tecnológicas y de innovación.

La nueva diplomacia tecnológica de China hacia México está enfocada a sectores de las nuevas energías, sin dejar de lado la inversión que requieren los países del subcontinente a raíz de la apertura del petróleo, gas, electricidad, telecomunicaciones, transporte y servicios financieros, cuyo soporte está en las tecnologías de la información. Es aquí donde encontramos que ahora China tiene una ventaja en la región sobre otros países, resultado de veinte años de inversión en el campo científico y tecnológico, además de que ha innovado en el campo tradicional de la cooperación internacional.

China, al consolidarse de manera paulatina en potencia tecnológica, fortalece hoy sus relaciones internacionales con México que buscan alternancia en este campo con respecto a Estados Unidos. El campo del desarrollo tecnológico chino se convierte en un nuevo polo de poder de China frente a las potencias tradicionales, ya que países subdesarrollados se acercan a Beijing para negociar aspectos de cooperación científico-tecnológica que China ahora puede brindar. Así las cosas, China ha establecido nuevos marcos de cooperación científico-tecnológica con Brasil, Chile. Uruguay, Perú, Nicaragua, Bolivia y México, entre otros.

En su nueva estrategia de seguridad nacional, la administración del presidente estadounidense Joe Biden reconoce que Rusia y China representan cada uno un tipo distinto de desafío. Estados Unidos ve a China como su “desafío que marca el paso”.

Se pueden identificar por lo menos cinco temas clave para un diálogo entre Biden y Xi, entre ellos los temas presentes son:

I. Ucrania y Rusia

II. Taiwán

III. La geopolítica tecnológica

IV. El espionaje chino

V. La cooperación Estados Unidos-China sobre el fentanilo.

Estados Unidos se mantiene abierto al diálogo con China para abordar lo relacionado a los recientes acontecimientos que involucran la utilización de globos espías. A partir de ello, Estados Unidos podría aprovechar para entablar más diálogos de esa forma con China.

Abrir una ventana de diálogo con Beijing representaría un paso importante para la diplomacia de ambos países y de esa forma ir trabajando aquellas situaciones que han provocado que la tensión vaya en aumento. Dejando en claro que Estados Unidos está dispuesto a dialogar, marca un paso para comenzar a relacionarse de forma diferente hacia China y afianzar y mejorar esas dinámicas en las que ambos países pueden verse beneficiados como lo es en el ámbito comercial.

Profesor del Centro de Relaciones Internacionales y coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios UNAM

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