A juzgar por lo que estamos viviendo, la elección del 6 de junio, no sólo será la más grande de la historia, sino que también podría ser la más complicada y la más cuestionada. La estrategia deliberada de desinstitucionalización por parte de importantes actores políticos, representa un gran riesgo para nuestra joven democracia y, por supuesto, también para la próxima elección. Desde la llegada del actual gobierno, hemos visto como se implementó desde el poder una estrategia para debilitar a instituciones de la República que fueron creadas en las últimas décadas. Especial importancia reviste en la época actual, los ataques que día con día se dirigen hacia el Instituto Nacional Electoral (INE), que tiene a su cargo la organización y cuidado de las elecciones federal y locales, con el único fin de debilitarlo.

Uno de los cambios más importantes de la Reforma Política del 2013, fue el nacimiento del INE, que vino a sustituir al Instituto Federal Electoral (IFE). El INE surgió como una respuesta ante una realidad que demandaba actuar de manera firme ante la falta de transparencia y equidad en los procesos electorales de muchas de nuestras entidades federativas, en las que persistían viejas prácticas y atavismos ya superadas en el ámbito federal. A partir del 2013, el INE organiza los procesos electorales locales con la misma calidad que tienen en el ámbito federal, y eso es sin duda una buena noticia para nuestro país. Un solo árbitro para todas las elecciones.

Por eso es tan preocupante que desde el gobierno y su partido se esté constantemente presionando y amenazando a la autoridad electoral. Nunca se había visto, que el mismísimo Presidente de la República encabezara una campaña de descrédito y golpeteo permanente dirigida en contra de un organismo autónomo como el INE, en un momento en que tiene ante sí el compromiso de organizar la elección más grande en la historia de México. Tampoco se había visto en México una campaña desde el poder en contra de medios de comunicación y de comunicadores que no le son afines. No hay duda de que la elección y nuestra democracia están viviendo tiempos difíciles y de que lo que nos toca en un momento así a los ciudadanos es apoyar a la autoridad electoral.

El INE (antes IFE), ha demostrado a lo largo de su historia que es capaz de sacar adelante procesos electorales complicados. Hoy, el reto que enfrenta es enorme, pero representa también una oportunidad de fortalecer su presencia institucional y social para así corresponder a la confianza ciudadana. Para que esto suceda, es fundamental que el INE demuestre fortaleza e independencia, que pongan más allá de toda duda su imparcialidad y su capacidad. Tengo mucha confianza en que los consejeros estarán a la altura que México requiere.

Esta semana arrancaron las campañas en todo el país. La elección del 6 de junio no será un proceso más y puede poner en riesgo mucho de lo que como sociedad hemos logrado para consolidar nuestra democracia. Considero que es momento de confiar en el INE, de apoyarlo, de defenderlo. Lo deseable es que todos: la autoridad electoral, la clase política y la sociedad estemos a la altura que México requiere.

@jglezmorfin
Abogado

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